Preeminencia del dinero
El tedioso proceso de inscripción oficial de candidaturas congresuales y municipales para las elecciones del 15 de mayo evidenció la gravedad de crisis interna y de valores en partidos políticos con preeminencia del dinero como factor clave para decidir postulaciones.
Sin excepción que confirme regla, la Junta Central Electoral como órgano rector del proceso debió extender varias veces los plazos fatales para los partidos oficializar el registro de nominaciones, tanto por documentación incompleta como por incumplir cuota femenina.
Los más de 42 mil aspirantes para cuatro mil 106 puestos a elegirse en tres niveles, datos que dimensionan la magnitud y complejidad del proceso, no fueron suficientes para satisfacer expectativas familiares y económicas del potencial reparto del poder.
Un nuevo fenómeno también surge con especie de sistema monárquico que considera los puestos electivos como propiedad familiar y herencia para beneficiar a compañeros sentimentales, hijos, nietos y la parentela política derivada hasta del compadrazgo.
La ausencia de diferencias conceptuales e ideológicas entre los partidos políticos ha dado paso al transfuguismo que en esta coyuntura ha alcanzado sus más altas expresiones con trasiego de militantes desde una parcela hacia otra con cruces difíciles de entender si no mediara la conveniencia económica.
El uso de recursos, con notoriedad dinero del erario vía parasitarios planes de asistencia social disfrazados como bonos para energía eléctrica y gas propano, entre otras formas de clientelismo oficial, generan nueva casta de “pobres” y mendigos que viven de caridad gubernamental a cambio del voto.
Este panorama retrata el atraso de la sociedad dominicana, regresión del proclamado “Estado social y democrático de derecho” de la Constitución y no vislumbra luz en el camino, por cuanto el dinero compra y corroe todo e impondrá el dictamen de las votaciones.
¡Papeleta mató a “menú”!, sentencia el refranero popular aplicable a fotografía electoral actual.