Lecturas electorales
El comportamiento ciudadano y la concurrencia masiva es punto resaltante de las elecciones, mientras después del cierre de votación los políticos aportan notas discordantes, hasta con balance fatal en vidas sepultadas en el olvido como “muertos de campaña”.
Los ganadores lograron objetivo no importa precio ni degradación de prácticas políticas porque el fin lo justifica, la experiencia para los derrotados obliga revisar métodos, tácticas y estrategias para vencer rival que se agiganta con el tiempo, control del poder y aprovechamiento de recursos.
El proceso electoral tiene puntos luminosos de avances y negatividades que son oportunidades para convertirlas en fortalezas, o ser desechadas como prácticas nocivas al ejercicio democrático de bien colectivo.
Los puntos oscuros inician con ausencia u obsolescencia de marco legal regulatorio por falta de voluntad política para actualizar ley electoral 175-97 y aprobar legislación de partidos que toque aspectos sensibles como financiación, origen recursos, propaganda, encuestas, debates, entre otros.
La Junta Central Electoral y su presidente deben disminuir protagonismo mediático, avisar en tiempo hábil correcciones a situaciones inesperadas, como prolongar el horario de cierre votaciones y divulgar con más antelación campañas de educación.
Del lado luminoso destacan avances tecnológicos con estreno de dispositivos para registro de concurrentes con lector de datos y huella digital, junto al escáner para lectura de boleta electoral y transmisión de datos, proceso que compitió con el escrutinio manual salvador de “imprevistos”.
El sufragio en casa, certificación primeros votantes y voto penitenciario fueron iniciativas novedosas y positivas estrenadas por la JCE que pueden mejorarse a futuro, así como la automatización de procesos con pruebas a tiempo y la necesaria certificación o validación de equipos electrónicos. La denunciada renuncia masiva de técnicos, hecha por presidente de la JCE, tipifica delitos electorales, es grave y merece encausamientos para impedir impunidad. ¡Cumplir y hacer cumplir la ley!