Hace pocas semanas Santiago dominó las opiniones pública, publicada y “enredada” con protagonismo negativo por acciones del Ministerio Público en persecución y captura de personas, en esta urbe, parte de supuestas redes delictivas para lavar activos de origen ilícito y por sofisticados ciberdelitos.
Ante la magnitud de los operativos a cargo de la dirección general de Persecución del Ministerio Público, número de sospechosos detenidos y magnitud del dinero y bienes confiscados como parte de pruebas y evidencias, así como conexión con anteriores casos escandalosos, fue difícil no inmutarse.
El orgullo de los santiagueros auténticos fue herido. De un golpe la tradicional buena imagen, prestigio y vanguardismo de los citadinos pareció ser pulverizada por inconductas atribuidas por las autoridades a unos pocos que alardeaban su riqueza material y se excedían en irritante exhibicionismo.
Con el pasar de los días, cuando la marea mediática baja y las aguas se aposentan, se pueden separar el cieno que subyace en el fondo y el líquido cristalino en la parte superior que representa esfuerzos acumulados, logros perdurables en más de medio siglo post trujillismo y liderazgo santiaguero.
En estos días que se observa la dinámica económica de la ciudad, el impacto positivo de obras de infraestructura que ejecuta el gobierno y el auge de las iniciativas del sector privado, Santiago parece recuperarse del traspiés que afectó su imagen y se levanta con frente en alto para seguir adelante.
La presencia del presidente de la República por más de 48 horas en “la provincia más provincia de todas las provincias” en intenso programa de actividades públicas y privadas es un espaldarazo para reivindicar a Santiago y destacar su firme voluntad de progreso y compromiso para seguir adelante.