Dos semanas después de instalado, el gobierno del presidente Danilo Medina no ha podido mover ni un solo paso en firme en áreas de inversión o de asistencia a sectores productivos y a la población porque las arcas públicas estarían vacías y la capacidad de crédito interno y externo completamente agotada.
El Presidente ha advertido que su Administración no emprenderá nuevos proyectos de infraestructura hasta el primero de enero de 2013, cuando tendría disponibilidad en el Presupuesto General de la Nación, señal inequívoca de que no dispondría ahora de ni de un centésimo para el diezmo.
Los cuatro últimos meses del año que tocan gobernar al presidente Medina constituyen un trayecto que conduce a tierra de nadie, pues apenas las autoridades pueden esbozar algunos proyectos y colocar en larga fila de espera todos los reclamos ciudadanos, aun sea el asfaltado de un camino vecinal o la construcción de una hidroeléctrica.
El Gobierno del licenciado Medina ha querido recluirse en una casa de cristal y prometido que todos sus actos estarán matizados por la trasparencia y el respeto a la ley, por lo que constituye un imperativo moral que las autoridades informen a la nación el estado de situación de las finanzas públicas al momento de transferirse el mando presidencial.
No basta que el mandatario transfiera el inicio formal de su gestión para el mes de enero; a la ciudadanía le asiste derecho de conocer los pormenores de la ejecución del Gasto Público o al menos que el Gobierno informe detalladamente si en verdad el Presupuesto Nacional fue agotado en ocho meses o si los ingresos se redujeron de manera dramática, al punto que no quedó un chele en Tesorería.
Las iniciativas gubernamentales que reflejan austeridad y transparencia son de agrado público, pero no suficientes como para poder afirmar que el presidente Medina cumple desde ya con la promesa de hacer lo que nunca se hizo, pues hace falta que el mandatario se arme de valor y explique qué encontró en términos de finanzas publicas y por qué del cuadro que pueda describir.
Ante el paso de la tormenta Isaac, el Gobierno ha prometido un fondo de 200 millones de pesos para asistir a los productores afectados, pero no se ha dicho de dónde se obtendrían esos recursos ni los 300 millones de pesos para iniciar el programa de apoyo a la microempresa, porque, según ha dicho el Presidente, al abrir la botija sólo encontró facturas.
Para que sector productivo y población sepan en cuál de los pies se apoya el cuerpo económico y social de la nación y por la propia imagen e integridad del nuevo gobierno, se requiere que el presidente Medina informe a la nación el estado de situación financiera que recibió el Gobierno, que de ninguna manera debe ser explicado en parábolas.
