Leonel es una víctima
Las recientes declaraciones del condenado por narcotráfico en Estado Unidos de América, Quirino Ernesto Paulino Castillo, son inaceptables. Las dio por la vía telefónica a varios medios de comunicación social. Nadie debería alegrarse de que esas acusaciones contra Leonel Fernández se realicen con tanta ligereza, ni siquiera sus más irreconciliables enemigos. Son degradantes e infundadas. Además, el perjudicado hoy es Leonel, pero mañana serán ellos. Es cuestión de tiempo.
Nadie medianamente informado ignora que Paulino Castillo está en el programa de protección a testigos de la gran nación del Norte. Todos sus movimientos son vigilados por las autoridades norteamericanas. No puede realizar libremente una llamada telefónica. Será grabado todo el contenido de esa conversación. Si quiere realizar una llamada internacional, no podrá hacerla sin que primero se le autorice y se le señale cuáles temas podrá abordar y cuáles no. Si trata de contactar a un medio de prensa, entonces las limitaciones son mayores. Y si lo que pretende declarar daña a un hombre que fue tres veces jefe de Estado, y con una amplia aceptación popular que le puede facilitar el retorno al poder, entonces la situación se complica. Por tanto, nada de lo que dijo Quirino fue improvisado y contó con el permiso de las autoridades que lo controlan. Eso demuestra que alguien importante en el Departamento de Estado desea perjudicar a Leonel y al PLD.
Resulta injustificado que el convicto y confeso Quirino Ernesto haya esperado tanto tiempo, unos diez años, para hacer pública su presunta relación económica y personal con el doctor Leonel Fernández. Sobre todo si ese vínculo involucra una alegada acreencia de doscientos millones de pesos a su favor. Más si sabemos que su extradición se ejecutó con un decreto presidencial firmado por su señalado deudor, después del proceso judicial que terminó con la primera sentencia de la entonces Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia sobre la materia. El autor de esta columna escribió afirmando que ese caso debía conocerlo el Pleno de la Suprema, y no la Cámara, conforme al Código Procesal Penal; pero eso es otra historia. Y ahora es que Quirino se atreve a realizar las imputaciones conocidas, cuando Leonel es considerado como favorito para ganar las próximas elecciones. Resulta lógico pensar que las acusaciones no son gratuitas y que están dirigidas por adversarios del ex presidente Fernández, para restarle aceptación a su eventual candidatura.
Por la algarabía que generaron en amplios sectores de la oposición política las afirmaciones de Quirino contra Leonel, se confirma que nuestros dirigentes sufren de pobreza conceptual y espiritual. No saben cómo enfrentar a Leonel en buena lid y disfrutan el golpe bajo y ruin, como el de Quirino. Pero no daña quien quiere, sino quien puede.
Ahora Leonel es una víctima de vulgares maquinaciones. Y el pueblo se solidariza con las víctimas.