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Quintaesencia

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Rafael Ciprián

Falacias y causales.-

Por: Rafael Ciprián
(rafaelciprian@hotmail.com).-

Afirmamos en la entrega anterior de esta columna que nuestra sociedad, en su expresión más activa, está dividida en dos grupos: los supuestos Provida y los que están de acuerdo con la interrupción voluntaria del embarazo en las llamadas tres causales.

Desde que asumimos conscientemente nuestra condición de sujeto, de ciudadano real y activo nunca hemos dejado de tomar partido cuando las circunstancias lo requieren.

En su obra, la Divina Comedia, Dante Alighieri reservó el lugar más caliente del infierno para los indiferentes, los pusilánimes, los oportunistas y los que creen que viven con dignidad en base a nadar y guardar la ropa.

La lucha de las mujeres por sus derechos fundamentales a la vida, a la dignidad, a la autodeterminación de su cuerpo, al libre desarrollo de su personalidad es justa y necesaria. Merece ser apoyada por todos los que tienen conciencia social.

Pero la Iglesia y los que son arrastrados por ella no entienden eso. Se oponen a que la mujer tenga una vida plena y la obligan a llevar un embarazo hasta parir, sin importar que su vida corra peligro o que el feto no tenga ninguna posibilidad de vivir fuera del vientre o que ella haya sido violada o víctima de un incesto.

Nada más atrasado y anticientífico que la posición de los que se creen Provida, que en realidad son Promuerte de la mujer.

Se valen de muchas falacias para justificar su negación al derecho de la mujer de terminar voluntaria y prematuramente el embarazo en las llamadas tres causales.

Primero, dicen que las tres causales son el portal para luego aprobar el aborto en todas las circunstancias. Lo cual es falso. Esa idea aquí solo está en su fantasía. No es parte de los reclamos de las mujeres y los hombres que las apoyamos.

Segundo, proclaman que mataran al feto bajo cualquier pretexto. Falso. Se trata de aquellos casos en que el feto no pueda vivir fuera del vientre de la mujer, porque le falte algún órgano vital para su existencia.

Hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, aplicando la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que somos signatarios, reconoce el derecho de la mujer al aborto hasta las primeras 22 semanas. Y no ve asesinato en eso.

Tercero, alegan que la mujer debe tener la criatura aunque el embarazo sea por una violación o incesto, sin considerar el trauma sicológico, emocional y social que representa para ella.

Desean imponerle irresponsablemente a la mujer que viva con esa carga de frustraciones. No importa que tenga por hijo a quien puede ser su hermano e hijo del abuelo. Nada más aberrante.

La mujer es una persona, no una cosa, ni una incubadora. Las tres causales deben darle el derecho a decidir si continúa o no con un embarazo no deseado, dentro de esas condiciones. Así sea.

El Nacional

La Voz de Todos