Las elecciones presidenciales y congresuales de Haití, muchas veces aplazadas, transcurrieron ayer en relativo orden, esperanzadora señal de que tal vez sería posible que de esos comicios surja un ganador o de que el 29 de enero se convoque una segunda vuelta con los dos candidatos más votados.
Con los dedos cruzados, la comunidad internacional aguarda por los resultados de esas votaciones, a las que se dice acudió una cantidad razonable de electores que sufragaron sin mayores inconvenientes.
El jefe de la misión de observadores de la OEA, Juan Raúl Ferreira, dijo que a pesar de las condiciones difíciles en que se desenvuelven algunas poblaciones afectadas por el paso del huracán Matthew, el porcentaje de votantes en la mayoría de las mesas electorales se define como muy alto.
Los candidatos con más posibilidades de ganar los comicios son Jovenel Moises, Jude Celestin, Moises Jean Charles y Maryse Narcisse, de la Familia Lavalás, todos los cuales tendrían un discurso elaborado sobre los nexos de Haití con República Dominicana.
Sin forjarse mayores expectativas, esta vez en el nuevo intento por celebrar elecciones libres y concurridas en Haití afloran signos esperanzadores de que esa nación pueda estrenar un presidente constitucional escogido por los haitianos. Hay que esperar.
No hay ley
En ninguna otra parte del mundo civilizado sería posible creer que un camionero, cuyo manejo temerario provocó la muerte de 18 personas, ha vuelto a conducir para penetrar con su patana por un carril peatonal de una céntrica y concurrida avenida.
El conductor Ronald Parreño Liriano, quien hace unos meses causó un accidente en la carretera Sánchez-Nagua, fue captado por un vídeo mientras conducía su vehículo pesado por el paseo peatonal y ciclovía de la avenida Winston Churchill, donde su temeridad pudo haber causado otra desgracia.
Por esa indignante historia, se colige que en República Dominicana no hay ley ni mucho menos voluntad en aplicarla, por lo que puede decirse que este es el país de sálvese quien pueda.