Opinión

Ramfis Domínguez

Ramfis Domínguez

Ramón Rodríguez

La sanguinaria, horripilante y monstruosa dictadura de Rafael Leónidas Trujillo trastornó drásticamente la vida del prócer vegano: Juan Bosch. El fundador y líder del PRD y PLD fue acusado por la dictadura de terrorista, se le hizo preso el 4 de diciembre del 1933 y el 15 de enero de 1934 fue sometido a un indignante interrogatorio.

Desde ese momento histórico, el país perdió al escritor a tiempo completo, pero ganó a uno de los hombres más honestos que ha participado en política, pero sobre todo, un acérrimo combatiente antitrujillista.

De manera pues, que si existía alguien con motivo para odiar a Trujillo, ese era el autor de »El Oro y la Paz», sin embargo, cuando le tocó analizar la cruel dictadura, –estando aún vivo el tirano– se quitó el traje de antitrullista para no perder la objetividad y demostró que la dictadura de Trujillo no cayó del cielo, sino que obedeció a causas diversas, entre ellas, la deformación social, mucho antes de que naciera el hijo de José Trujillo Valdez y Altragracia Julia Molina Chevalier.

Pienso que todo el alboroto que ha provocado Ramfis Domínguez Trujillo, nieto del dictador de marras, nos coloca como un pueblo cargado de sentimentalismo, sin la capacidad de reaccionar ante algunos sectores que saben que no hay posibilidad alguna de que renazca el trujillismo sin Trujillo.

Es una burla a nuestra inteligencia, pretender vender la idea de que Ramfis Domínguez Trujillo constituye una amenaza para nuestra democracia.

Hay quienes están jugando a la posverdad, a la distorsión deliberada, pues si bien cierto que los crímenes de Trujillo fueron de lesa humanidad, también es innegable que hizo aportes que están a la vista de todos.

Vamos estar claros, Trujillo es nuestro en términos históricos.

Es parte de nuestra memoria colectiva. Recurrir a la famosa ley 5880 del 1962, que prohíbe su exaltación, es una posición anacrónica, lo sensato es motivar a nuestros alumnos a conocer el personaje y que arriben a sus propias conclusiones.
Cada día me convenzo más de que no avanzamos como pueblo.

El Nacional

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