Por Rey Andújar
emmanuelandujar@gmail.com.-
Cómo quebrar el espejo que nos fija en una imagen exterior y superficial? En mi opinión, las palabras puestas en forma de poemas o caracolas pueden acercarnos a ese falso reflejo y destruirlo, caminar sobre los cristales y rebelarnos contra las condicionantes que asfixian nuestra creatividad y limitan nuestro imaginario.
Estoy de acuerdo en que la poesía de José Mármol es la excusa perfecta para dejar a un lado las condicionantes del sociolecto y plantear un camino o una ruta de vuelo.
¿Qué puente existe entre textos como Deus ex Machina, Premio de Poesía de Casa de Teatro 1994, y Lenguaje del mar, XII Premio Casa de América de Poesía Americana? Reviso como un maldito mis notas primeras sobre Deus y lo primero que he dicho es que siento que en esta poesía nos habla el corazón de un muchacho ágil que palpita azaroso como el de una guitarra campechana. Mármol hace aquí lo que otros poetas patrios antes que él y se refleja en lo griego para rastrear las formas de la divinidad.
Dice el poeta: Arroja tú los dados, Señor, te ha llegado el turno y es invierno. Arrinconado está el tridente, una piel de ceniza cubrió las cordilleras. Señor, he aquí el canto de la luz a ti debida, en la quietud del mar y discreción tan pura de la noche infinita. El puente que compone Mármol está hecho de Caribe, que es la materia de los sueños y el deseo.
En Lenguaje el escritor recurre a su metáfora media isla para darle sitio en la cuenca antillana, y desde allí se encuentra con un lenguaje propio, avivado por el tráfico de otros mares y océanos, y cuerpos de agua. En “Cuerpo de playa” se dice: Qué sería de mí sin todo cuanto admiro de tu pequeño talle, sus vaivenes en la arena. De un cuerpo, qué ha quedado, si no lo toca un fuego, a no ser la inocultable memoria de un deseo.
Para conjugar cuerpo y Caribe, el poeta construye como he discutido ya, puentes de palabras; sistemas y estructuras que valorizan las fuentes más profundas del rizoma que entablan las islas. Nuestra memoria histórica colectiva y los cuentos individuales que nos acercan. Se hace imprescindible también valorizar el cuerpo en cuanto a la voz, el acento, el gesto, sin jerarquías ni superioridades, solo formas pensantes, caminantes, amantes de la fertilidad de la palabra renovada en el sendero que va de un cuaderno de poesía a otro.
En Deus, la voz viva y temprana del poeta dice, Diciéndote ven, toca esta mordiente flor, libérale un aroma de demonios helados, ven, toca este tibio pecado inconfesable. El día es un museo de brillantes aristas, luz que pide a gritos un nuevo soplo de luz.
Es interesante resaltar que el Deus ex Machina es el recurso que utiliza el teatro clásico para dar fin a una pieza, sin embargo, en la poesía de Mármol, el texto es una invitación a seguir un flujo continuo.
El poema no es fuerza arbitraria, sino espacio de expansión. Propuesta de fertilidad de la palabra que se renueva, como ya he sugerido.
Estoy casi seguro de estar cerca de una propuesta de lectura para abordar la poesía de José Mármol desde la extensión de puentes y el derrumbe de preconsideraciones en cuanto a la escritura nacional.
Habría, digamos, que enmarcar esta poesía en un ámbito local para luego sacarla del marco y ponerla a retozar con una medida más universal, y estoy convencido de que la relación entre el Caribe y el mar es una tremenda propuesta para hacerlo.
En Lenguaje, Mármol propone: El mar, eso sí, el de tu mirada de ámbar en la tarde de ayer, el de la voz que dijo, mi niña, no te vayas a mover del horizonte. Octavio Paz ha dicho que la poesía no es sino tiempo y ritmo en constante retroalimentación creadora. Esta será una buena metáfora que utilizaré para edificar mi texto-destino.
La poesía no tiene fechas ni condiciones, y por eso estoy convencido de que pronto podré establecer un puente entre Deus ex Machina y El lenguaje del mar, e invitarte a cruzarlo.
El autor es escritor y catedrático.