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Reelección ¿sin déficit fiscal?

Reelección  ¿sin déficit fiscal?

 

De la misma manera en que al principio de su administración el principal desafío del presidente Danilo Medina era hacer un manejo diferente del gasto público que demostrara su intención de iniciar un tránsito del uso irracional y abusivo del mismo hacia un gasto de calidad que proyectara una adecuada racionalización y distribución más equitativa. Ahora, de cara a la reelección, el gran desafío será lograrla sin déficit fiscal.

Danilo Medina, en los tiempos que tiene en el mando, ha logrado que la calidad del gasto público no se cuestione en los niveles en que ocurría con anterioridad.

Redujo la pomposidad de la figura del Presidente de República, dando señales, junto a su familia del mantenimiento de la misma humildad que los caracterizó en todo el tiempo anterior.

Al respecto, quizá sus antiguos vecinos, que temieron por su privacidad, ahora se den cuenta de que su queja original no tenía justificación, porque incluso el domingo consagrado como día de descanso, para el mandatario no lo ha sido, sino que los ha dedicado a convertir la figura del Presidente en cotidiana en lugares donde siempre estuvo ausente, con resultados que sólo la miopía y mezquindad política han cuestionado.

El mandatario ha propiciado una descentralización de las compras gubernamentales, que de unas pocas manos que se beneficiaban de ella, ha pasado a llegar a miles de pequeñas y medianas empresas que ahora participan y compiten en un mercado que se ha abierto y mueve miles de millones de pesos casa año.

Otro elemento que ha dejado de lado el cuestionamiento de la calidad del gasto han sido las compras de vehículos de lujo, cuentas de celulares, viajes injustificados, utilización de tarjetas de crédito, combustible en vehículos no oficiales y otros mecanismos que han permitido un importante ahorro de recursos.

Demás está observar que el gobierno ha comprado miles de vehículos para la policía, la guardia y los diversos ministerios y no ha ocurrido ningún cuestionamiento a las mismas, debido a la forma en que se han realizado y al hecho de que se trata en la mayor parte de los casos de vehículos utilitarios, no de lujo.

El dinero del presupuesto “ha alcanzado” para hacer cosas que con anterioridad se consideraba que sólo eran posible en países con alto nivel de ingresos: el 9-1-1 en el Plan de Seguridad Ciudadana; el 4% en educación; la construcción de las plantas a carbón en Punta Catalina, como el inicio de la solución definitiva del problema eléctrico y las inversiones en obras de infraestructura vial, hospitales y financiamiento para productores asociados o individuales ha través de Banca Solidaria, Feda, el Banco de Reservas y el Banco Agrícola.

Todos estos programas e iniciativas han recibido críticas demoledoras por una razón muy sencilla: hubo el valor de iniciarlas, muchas cosas no salieron bien por ser la primera experiencia, pero su mayor valor está en que se iniciaron.

La noción de calidad del gasto público no es igual ahora que en agosto de 2012, pero…

Gran desafío

Una de las mayores críticas realizadas a la administración del ex presidente Leonel Fernández está relacionada con el déficit fiscal (cuyo monto aún no se han puesto de acuerdo para decir cuál es el real).

Sus seguidores, que hoy día, junto a su líder se repliegan, afirman que ese déficit fiscal se creó para garantizar a papeletas limpias que Danilo Medina ganara las elecciones de ese año.

Pero de las pocas cuantificaciones que se han realizado, éstas indican que existía y era grande antes de la campaña electoral, pero sus mayores niveles, llegando a la irracionalidad, fue en el período mayo-agosto 2012.

Otro de los éxitos de la presente administración es que redujo en forma dramática el déficit fiscal en casi seis puntos porcentuales del producto interno bruto en dos años. La meta de este año es que siga reduciéndose y “desaparezca” para el 2016, año de elecciones…año de reelección.

Creemos que ese es el gran desafío de la administración del presidente Danilo Medina, reelegirse sin que junto a ese logro (que todavía tienen muchos obstáculos por delante, aunque con el inicio de la temporada ciclónica, los vientos han comenzado a soplar en direcciones que no se esperaban entre los propiciadores de esos obstáculos), se profundice el déficit fiscal.

Los analistas de los intentos reelecciones y los chanchullos que los han acompañado han planteado que ninguno de ellos se ha podido realizar sin un abuso de los recursos del Estado. El reflejo final de ese abuso en el uso de los recursos del Estado han sido déficit fiscales. La apuesta queda abierta..

 

El Nacional

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