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Reforma sin calado

Reforma sin calado

La reforma de la Policía, de lo que tanto se ha hablado y en lo que tantos recursos se han invertido, parece todavía muy lejos de calar en la población. Muchos autodenominados especialistas o expertos en seguridad insisten que sin una exhaustiva depuración de la Policía la transformación del cuerpo se reducirá a un espejismo.

Los agentes de la Policía necesitan que se les mejore las condiciones de trabajo, pero existe una vieja cultura, tal vez de formación, que es necesario erradicar para que el policía sea aceptado sin temor como un vigilante del orden y la seguridad ciudadana.

Las inversiones que se han hecho para elevar el nivel de los agentes son importantes, pero lo cierto es que el proceso de transformación no se siente. Aunque sería injusto esperar una reconstrucción de la noche a la mañana en un cuerpo que todavía acusa altos niveles de descomposición.

Pero son tantos los programas que se han anunciado sin que se vean signos auspiciosos que el desaliento cunde por necesidad.

La Policía tiene que sanearse entre los pasos primordiales para alcanzar esa reforma que es tan necesaria para garantizar la seguridad ciudadana.

El Nacional

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