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Rescatar cabildos para la ciudadanía

Rescatar cabildos para  la ciudadanía

El ordenamiento del tránsito es una de las funciones quitadas a los cabildos por otras instituciones gubernamentales sin buenos resultados.

DANTE ORTIZ NUÑEZ

El pasado 15 de marzo, se llevaron a efectos las elecciones para escoger las autoridades municipales. Esas votaciones debieron poner a los ciudadanos a reflexionar sobre qué es y para qué sirven los cabildos o ayuntamientos, cuáles son sus funciones y cuáles leyes forman su marco jurídico, pues los cabildos son los gobiernos locales directamente conectados con los pobladores y con sus problemas en los territorios.
Los cabildos tienen leyes y estructuras internas que los definen, poseen funciones específicas para los que fueron creados, y, deberían ser dirigidos por un personal especializados que conozca su historia y la realidad socio-demográfica de la jurisdicción donde opera.

Gobiernos locales
Al ser gobiernos locales, los cabildos tienen muchas cuestiones que atender, por ende los aspirantes a posiciones elegibles deberían saber la cantidad de habitantes, la producción de desechos sólidos que estos producen, los equipos que se necesitan para el ornato, etc., a los fines de no acumular desechos y además para poder regular el tránsito y muchos otros datos imprescindibles para su buen desempeño, pero la falta institucionalidad y el presidencialismo permitieron despojar de esas tareas a los cabildos.
Un objetivo del momento político que se inicia el 16 de agosto próximo es reivindicar las funciones de las que han sido despojados los ayuntamientos, exigiendo que el Poder Ejecutivo actúe en el marco legal y restituya las funciones de las que ha despojado a los cabildos.
Los asuntos que el Poder Ejecutivo quito al cabildo están fuera de control y potencian el caos urbano, perpetuando insalubridad, ruidos, alto consumo de combustibles e irritación de conductores y transeúntes; pues los mimos operan caóticamente, entorpeciendo toda labor ciudadana, haciendo de las calles y barrios verdaderos infiernos, con tránsito sin semáforos ni señales, al tiempo que los encargados de velar por el orden y la buena marcha de la circulación se han convertido en agentes recaudadores que carecen de los criterios técnicos y jurídico-administrativos que perfilan las administraciones municipales eficientes y por ello se multiplican los accidentes.
Desde 1966 cuando Balaguer acogotó económicamente al Dr. Báez Acosta, síndico de Santo Domingo, al no darle recursos económico-financiero, porque supuestamente sería capitalizado por su partido, el PRD, se inició una etapa de entorpecimiento de las funciones edilicias por parte del jefe del Ejecutivo que se ha ido ampliado con el tiempo y es el punto de partida que cambió la buena relación de los cabildos con el municipio y además se procedió a instrumentalizar el presupuesto, mediante la auto asignación salarial para los ediles.
Regidores
En algunos municipios los regidores han continuado legislando para sí mismos en abierto desafío a normas jurídicas universales y en otros casos actuando impúdicamente.
En ambos procederes se perjudica a la ciudadanía, por ejemplo, autorizando expendio de gasolina y gas en zona de alta concentración poblacional.
En algunas Salas Capitulares se procedió a aprobar la desregulación de las distancias entre farmacias y bombas de gasolinas, expendio de gas licuado de petróleo y la ubicación de negocios en los espacios públicos.
La recogida de basura se ha tornado un negocio nada transparente mediante la contratación de camiones privados, cuando adquirirlos sería más rentables.
Los cabildos permitieron arrabalizar los cementerios, los parques, las vías públicas y aceras, ahora los ciudadanos carecen de espacios limpios, parques adecuados y áreas verdes y las aceras son locales de mecánicos, venduteros y exhibidores de mercancías.
Las mismas se han tornado intransitables y el ruido de los colmadones y bocinas en vehículos y ventureros han llevado al país al sitiar de uno de los más ruidosos del mundo.
Sería deseable que en el futuro los aspirantes a ediles plasmaran por escrito sus compromisos para encarar los problemas operativos de los cabildos, previo diagnóstico, comprometiéndose a respetar el buen uso del presupuesto y a consultar a los ciudadanos, tal como recomendó el patricio Duarte al establecer que los mismos debían ser el Cuarto Poder, lugar donde debía debatirse el futuro de las comunidades.
Giro Positivo
De implantarse esta idea se daría un giro positivo al municipio, contribuyendo a institucionalizar el país desde los gobiernos locales y a crear procesos de ciudadanización.
En el marco de las pasadas elecciones donde el poder constituido aspiraba a perpetuarse y a mayores controles de municipios, y, la oposición se centraba en avanzar ganando cabildos, era de esperarse discusiones profundas sobre lo que implica una gestión municipal, pero casi nada se ventiló sobre las especificidades de los mismo, sus demandas, los presupuestos y la forma de gestionarlos, aunque la ley es clara al respecto.
Pero ahora, es legítimo esperar que se retome la cuestión sobre los perfiles de los futuros aspirantes hasta llegar al consenso de que las organizaciones deben postular solo individuos con las cualidades requeridas para gestionar los recursos locales con apego a las leyes y eficientemente.
Entre los candidatos a síndicos o alcaldes pocos demostraron conocer los problemas comunitarios, aun así, fueron postulados y electos. Ahora toca esperar sus actuaciones para vislumbrar la magnitud de la decisión que se tomó votando por ellos.
El autor es historiador.

El Nacional

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