La procuradora Miriam Germán Brito ha alborotado un avispero con la instrucción a los fiscales sobre el trato en las investigaciones a las personas vulnerables, particularmente a los miembros de la comunidad LGBTIQ.

Un sector, capitaneado por las iglesias y grupos conservadores, ha rechazado el respeto a la orientación o identidad género que sugiere la magistrada a sus subalternos.

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“Todo personal que atienda una víctima de la comunidad LGBTIQ debe dirigirse a su persona de acuerdo a la identidad de género que exprese”, dice la instrucción, que también agrega que los fiscales deben guardar discreción de los datos revelados.

La distinción en el tratamiento que hace la funcionaria reconoce la propiedad del cuerpo y el alma de cada persona por encima de una condición biológica. En otras palabras, la persona es lo que quiere ser al margen de sus órganos.