Por su condición de exdirector de Prisiones y exasesor penitenciario del presidente Luis Abinader, se supone que el exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Roberto Santana, habla con conocimiento de causa sobre el drama carcelario.

En una ocasión denunció, sin que se le prestara mayor atención, que el encargado del penal de La Victoria recibía 6 millones de pesos en efectivo cada semana del crimen organizado.

Ahora, tras el incendio que costó la vida a 13 reclusos en esa cárcel, Santana ha afirmado que las autoridades del recinto actuaron con negligencia. Afirmó que a los presos los dejaron que se cocinaran.

Como en esta ocasión la procuradora Miriam Germán Brito se ha puesto al frente de una comisión para investigar la tragedia en la penitenciaría no debe esperar que Santana vaya voluntariamente a su despacho, sino citarlo para que aporte los datos que tiene sobre el incendio.

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Santana afirmó que es extraño que tras detectarse el siniestro, que el director de Prisiones, Roberto Hernández Basilio, atribuyó a un cortocircuito, los policías no abrieran de inmediato las puertas para que los reclusos salieran, porque dizque no se encontraron las llaves.

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Esa denuncia fortalece las sospechas de que el fuego no fue accidental, sino intencional. Las razones y los responsables tienen que determinarse en una investigación que no deje ningún cabo en el aire.