El director del Servicio Nacional de Salud (SNS), Mario Lama, ha advertido sobre el riesgo de que la pandemia rebrote si la población no asume los controles sanitarios.
Esa posibilidad es real, pero ha estado latente desde antes de las autoridades flexibilizar el horario del toque de queda.
Lo que se plantea entonces no es solo advertir a la población, que en honor a la verdad no ha sido muy cooperadora con los controles, sino velar para que se cumplan las prevenciones.
No se trata únicamente de apresar a los violadores del toque queda, que se anuncia como si fuera alguna acción heroica, sino de evitar por todos los medios los habituales desafíos al contagio.
Se ha insistido mucho y la gente ha visto la realidad con las más de dos mil muertes y los más 100 mil infectados, pero una campaña permanente de persuasión puede contribuir a crear conciencia en la población sobre las medidas para superar la crisis.
Más que advertir sobre las consecuencias tienen las autoridades que orientarse por la vía de la exhortación para que la gente entienda la importancia de usar mascarilla y respetar el distanciamiento. Y no llevarse ni siquiera de sinceros elogios.