Reportajes

Riesgos

<P>Riesgos </P>

Tan intenso puede llegar a ser el ejercicio del poder que su disfrute prolongado pudiera crear insensibilidad ente lo que ocurre alrededor, lo cual contiene riesgos.

Las gentes llega a sufrir enormemente las gestiones finalmente descaradas e insensibles e irritarse y hasta envalentonarse un día en los espacios más libres, como muestra más de una experiencia actual incluso.

Esa sensación, ese sortilegio inesperado- la renuencia terca a entender el dolor del pueblo- llega a revertir factores de comprensión de la realidad, de aprehensión incluso sobre la presencia de lo monstruoso, dentro del disfrutante, capaces de inhabilitarlo para mantener coherentemente ese delicado y exigente trabajo humano.

El siguiente relato-surgido de la mejor tradición oriental- puede ilustrar cómo el pueblo se las puede ingeniar, sin piedras qué lanzar pero, al fin, con una buena de ellas, hacer que los duros  de corazón entienden su grave tribulación mientras ellos se alejan cada vez, en primera clase, de los intereses colectivos, sensibles, dolorosos, que juraron defender.

Un viajero hambriento llegó a una casa en el camino. Llamó a la puerta, y cuando le abrieron, pidió de comer.

Pero allí habitaba una familia de corazón duro y poco piadosa.

-Si quieres comer, ¿por qué no trabajas?-le contestaron.

-Os equivocáis- contestó el viajero-,sólo deseaba averiguar si erais gente bondadosa.

Yo no necesito comida, pues conozco la receta mágica de la sopa de piedras, así que a mí jamás me falta el alimento.

-¿Sopa de piedras?- se preguntaron aquellas gentes egoístas suponiendo inmediatamente que el conocimiento de aquella receta podría reportarles algún beneficio.

-Lamentamos profundamente haberte ofendido- dijeron-dijeron al viajero-.¿Por qué no entras y después de descansar no nos muestras esa receta de sopa de piedras?

-De acuerdo- contestó el viajero-, lo primero es disponer de una buena olla con agua y ponerla en el fuego, a continuación debéis recoger una docena de hermosas piedras bien redondeadas, las cuales tenéis que limpiar a fondo.

La familia siguió al pie de la letra las instrucciones.

-Mientras que limpiáis a conciencia las piedras-continuó ordenando el viajero-,nunca estará de más añadirle algunas verduras al agua; así que iréis a la huerta a recoger tomates, pimientos, apio, cebollas y zanahoria.

La familia estaba muy contenta, obedeciendo las instrucciones para hacer la sopa de piedras.

-Debéis continuar limpiando las piedras hasta que brillen, esto es muy importante, pero para que el agua de cocción coja más gusto, agregaremos a las verduras un poco de jamón, tocino y una gallina pelada y troceada-ordenó el viajero.

Al cabo de un rato salía un olor estupendo de la olla.

-Falta sal-dijo el viajero después de probar el guiso. Creo que ahora debemos añadirle algunas hierbas aromáticas para amalgamar los sabores, y sólo al final pondremos las piedras si es que sois capaces de limpiarlas satisfactoriamente.

 A olor del caldo y ante la admonición del viajero, los miembros de la familia se afanaron en limpiar con más brío y entusiasmo las piedras.

-Mientras que termináis de limpiar las piedras, probaré este caldo, donde se han de añadir las piedras no sea que no esté en su punto-dicho lo cual, el viajero se sirvió un plato del guiso hasta arriba.

El viajero, una vez acabado el plato se sirvió otro igual de repleto.

Los miembros de la familia veían a aquél hombre cómo deglutía el jamón, la gallina y las verduras a dos carrillos, mientras la boca se les hacía agua y empezaron a mostrar síntoma de cansancio de tanto frotar piedras.

-¡Animo, más brío, un poco más, y ya estarán listas esas estupendas piedras para añadirlas a la olla, no desfallezcáis que dentro de nada podréis disfrutar de la irrepetible sopa de piedras.

De este modo estimulaba el viajero a los fatigados habitantes de la casa a la vez que terminaba ya el contenido de recipiente.

El niño más pequeño de la casa advirtió el hecho y protestó ya en el límite de sus fuerzas:

-Señor, nosotros llevamos varias horas frotando con cepillos estas pesadas piedras y usted en cambio se ha comido todo el guiso de la olla.

¿Por qué no no friega ahora un poco las piedras y yo como?

–Muchacho ignorante- clamó el viajero-,¿no ves que yo soy el único que conoce el secreto de la sopa de piedras. Lo que yo he comido es un simple guiso de verduras, jamón y gallina que cualquiera sabe hacer y que se le puede añadir si se quiere a la sopa de piedras como acompañamiento.

Yo, generosamente, me he brindado a mostraros mi secreto, y vosotros en cambio me habéis ofendido, pretendiendo que trabaje. ¡Nunca me he sentido más insultado!

Dicho lo cual, se dio la vuelta y desapareció de la casa en un santiamén.

Aquella familia se quedó de una pieza, y por más intentos que realizaron, nunca encontraron el secreto de la sopa de piedras, pues  cuando intentaban imitar lo hecho por el viajero, siempre les salía un guiso de verduras, jamón y gallina.

En cuanto al muchacho, recibió una buena paliza y además se quedó varios días sin comer por idiota.

Un apunte

El de mayor desgaste

El extinto presidente Joaquín Balaguer  fue el que mayor tiempo permaneció en el poder y por tanto el que más desgastes sufrió, llegando a tener un nivel de popularidad por debajo del 30% en momento en que llovían las denuncias sobre alegados actos de corrupción.

El Nacional

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