Palomas de cueva
Con los aguaceros de mayo, llegaban a la ciudad los vendedores con sacos atestados de «palomas de cueva». Nuestro difunto vecino Gastón Díaz como buen Petromacorisano tenía un arca donde colocaba hasta 20 docenas de robustos ejemplares, los que lavaba diariamente, cebaba con maíz, y luego hasta los vecinos pasábamos a degustar estas exquisiteces. Muchos […]