Con la celebración hoy del Domingo de Ramos se inicia el período ritual más importante de la Iglesia Católica, equiparable sólo al que marca el nacimiento del niño Jesús a finales de diciembre, y que en esta oportunidad abre la esperanza a los cristianos para renovar su fe y lograr que las gracias iluminen el alma y que se impongan las bienaventuranzas a los momentos de violencia, deterioro de valores e irrespeto de la ley, en tanto norma de convivencia civilizada.
Hoy se convocan los fieles católicos a sus templos para caminar en procesión portando los ramos que recuerdan aquella primera entrada de Jesús a Nazaret, pero tratando de salir del simple ritual repetitivo de una costumbre establecida.
El desafío del cristianismo, ahora con la elección del papa Francisco se expone como alternativa para millones de católicos esparcidos en cinco continentes, es inmenso y tiene que trascender de los rituales anuales.
La dinámica
Las orientaciones de la Iglesia en torno a este día santo indican que el Domingo de Ramos es la oportunidad en que, antes de ser crucificado, Jesucristo desea ser proclamado rey por el mismo pueblo y por eso entra triunfante en Jerusalén. La liturgia de este día es una mezcla de alegría y de tristeza.
Esta celebración se inicia con la bendición de los ramos que precede a la misa, con la que a primera vista se confunde pues tiene como ella: introito, colecta, epístola, gradual, evangelio, prefacio y sanctus, a continuación del cual vienen en lugar del canon las oraciones de la bendición.
Una vez benditos los ramos, el celebrante los rocía con agua bendita y los inciensa y al compás del canto de las antífonas «pueri hebraeorum», que recuerdan los vítores de los niños hebreos, se hace la distribución.
Al recibirlo, los fieles han de besar el ramo y la mano del sacerdote.
El rito de la bendición de los ramos responde fielmente al tipo antiguo de las synaxis alitúrgicas, tenidas a imitación de las celebradas por los judíos en sus sinagogas para la recitación del oficio divino, para la edificación e instrucción de los fieles, etcétera, pero sin la ofrenda del Santo Sacrificio.
Luego sigue la procesión, acabada la distribución se forma y desfila la procesión que semeja un paseo triunfal.
Es de origen muy antiguo y una como continuación de la que, ya en el siglo IV, se realizaba en Jerusalén con asistencia de toda la ciudad y de los mismos monjes de la Laura de Pharan y presidida por el obispo, quien para mejor representar a nuestro Señor, cabalgaba montado en un jumento.
Finaliza con la misa y la procesión, se extingue la nota alegre y triunfante de este día y se apodera del templo y de los oficios litúrgicos un sentimiento de profundo dolor. Éste llega a su colmo en el canto de la historia de la pasión según san Mateo, que reemplaza al pasaje acostumbrado del evangelio.
En señal de duelo no se inciensa el misal ni los acólitos llevan ciriales como de ordinario. Los fieles están de pie y con las palmas y ramos benditos en las manos, como para vitorear a Cristo mientras los judíos lo escarnecen. La cantan en tono muy severo y con música del maestro Victoria, contemporáneo de Palestrín.
Un Apunte
Domingo de Ramos
El de hoy es el primero de los días santos. Los siguientes son Lunes Santo (25 de marzo) Is 42,1-7 ; Sal 26; Jn 12,1-11; Martes Santo (26 de marzo). Is 49,1-6; Sal 70; Jn 13,21-33.36-38: Miércoles Santo (27 de marzo ), Is 50,4-9; Sal 68 ; Mt 26,14-25: Jueves Santo de la Cena del Señor (28 de marzo): Ex 12,1-8.11-14 ; Sal 115 ; 1Co 11,23-26 ; Jn 13,1-15: Viernes Santo de la Muerte del Señor (29 de marzo) , Ayuno y Abstinencia Is 52,13-53,12 ; Sal 30; Hb 4,14-16 ; 5, 7-9 ; Jn 18,1-19,42: Sábado Santo (30 de marzo): 1-2,2 ; Sal 103 ; Gn 22,1-18 ; Sal 15; Ex 14,15-15,1; Ex 15, 1-2.3-4.5-6.17-18.
