Sin otra fuente de ingreso que los préstamos, los más de 40 mil millones de pesos que el Gobierno ha erogado en subsidios a los combustibles y otros productos para controlar alzas de precios representan un gran sacrificio.
Las recaudaciones de la DGII y de Aduanas han sido clave para aumentar los ingresos, pero no lo suficiente como para evitar preocupaciones ante la hemorragia de los subsidios.
A la gente le preocupan mucho las alzas de precios, pero también los cuantiosos subsidios, porque en su momento pasarán factura. Los financiamientos anunciados por el ministro de Industria y Comercio, Víctor Bisonó, deben acompañarse de más rigor en el gasto y de una campaña para controlar el consumo.
Hay que reconocer que por ahora no ha habido escasez de ningún producto, más bien al contrario, pero a un precio muy alto para la economía.