Con los recientes atentados terroristas perpetrados el pasado viernes en Francia, volvemos a recordar que la intolerancia y el odio que motivaron los atentados del 11 de septiembre contra los Estados Unidos y el mundo occidental, aun se mantienen latentes y vivos en las mentes de un grupo de extremistas y radicales musulmanes, que se desvían diametralmente de las enseñanzas de amor, paz y tolerancia del Islam.
Los ataques del viernes en París, que dejaron al menos 130 muertos y unos 300 heridos, fueron declarados como un acto de guerra por la organización radical autodenominada Estado Islámico, quienes se reivindicaron los ataques en un comunicado distribuido por escrito y en audio a través de canales online y reiteraron que Francia seguía siendo un objetivo prioritario.
El Estado Islámico es un grupo terrorista insurgente de naturaleza Yihadista Suni, autoproclamado califato y asentado en un amplio territorio de Irak y Siria, controlado por radicales fieles a Abu Bakr al-Baghdadi, y que ya controlan ciudades como Mosul y Faluya.
Esta organización terrorista próxima a Al Qaeda hasta el 2014 cuando declararon su independencia del mismo, han sido responsables de la muerte de miles de civiles inocentes en Irak y Siria.
Ellos reclaman la autoridad religiosa sobre todos los musulmanes del mundo y su objetivo declarado es unir todas las regiones habitadas por musulmanes bajo su control.
El grupo se caracteriza por su severa interpretación del islam y su violencia brutal contra los chiitas y cristianos, al ser ellos los miembros de ISIS, suníes radicales.
Nos unimos al dolor del gran pueblo de Francia, donde tenemos familiares y grandes amigos, por este vergonzoso acontecimiento que jamás se justificaría, y tal vez demande de profundo análisis, para que nuestros pueblos y líderes políticos reflexionen hasta donde pueden estar llegando las injusticias acumuladas en las páginas de la historia reciente, ya que la verdad de los errores y problemas acumulados en la familia universal, no tienen ni culpables ni inocentes favoritos.
Como político, siempre hemos defendido la libre determinación de los pueblos, defendiendo el sistema democrático, que es hasta hoy, uno de los más justos y humanos, pero no debe imponerse, sino lograse a base de honradez, justicia, cultura y oportunidades para todos por igual. Finalmente quiero felicitar el tremendo empeño que vienen desarrollando y esquematizando los distintos partidos políticos del país donde tantos hacen lo indecible por intervenir y tratar de aportar algo a nuestra comprometida democracia. Hasta el próximo jueves.