Dirigió en la pelota invernal al Licey y el Escogido y sentía un cariño muy especial por República Dominicana.
Carismático y pintoresco, como dirigente de los Dodgers de Los Ángeles fue una especie de trampolín para jugadores criollos y latinoamericanos. Su muerte, a los 93 años, es muy sentida para el deporte.

