Opinión

¿Tontería o cobardía?

¿Tontería  o cobardía?

Pienso que la tontería o cobardía políticas, derivadas del aceptar esta institucionalidad, se han apoderado de la oposición electoral de todos los colores. En el marco de este Congreso, gobierno e instituciones, no habrá ley de partido ni ley electoral democrática.

Con esta JCE-TSE y TC no se realizarán elecciones creíbles.

Con el control que ejercen la dictadura morada y la lumpen–burguesía articulada a ella sobre el proceso electoral, no habrá competencia equitativa.

Olvídense de eso señores del partidismo opositor (incluido quienes se dicen “progresista” e “izquierdistas”) y de las elites de la sociedad civil (PC-USAID incluida). ¡Olvídense!

Aun en el supuesto ilusorio de que la dictadura morada apruebe lo que ustedes proponen sobre ambas leyes, habría que ver si la JCE de Roberto Rosario es confiable como árbitro. Ojo: no la veo proclamando un candidato presidencial que no sea del PLD, menos aun de una oposición tan blandengue. De verdad que no.

Una realidad tan adversa no se supera con comunicados ni compitiendo en la presentación de leyes dentro ese Congreso.

Es una tontería y/o cobardía política proceder de esa manera. Y miren que digo “política”, porque no es mi intención ofenderlos personalmente.

Agréguenle a esto que en la ruta hacia la dictadura unipartidista, el PLD se tragó y destruyó el PRSC, dividió al PRD y asaltó su matricula (camino a su disolución) y redujo la principal disidencia electoral a un partido mediano llamado PRM, sensiblemente entrampado. Igual hizo con muchos partiduchos sanguijuelas.

Esa dinámica impuesta desde arriba –y sus propias lacras- han colocado en enorme desventaja a la vieja oposición perredeísta, sin que se haya detenido el avance de los impedimentos para relevar al PLD, el cual procura relevarse a sí mismo convertido en gobierno continuista frente al cuco de la vuelta de Leonel.

Ese débil cuadro “opositor” y la amenaza del desacreditado fantasma leonelista, han inflado temporalmente a Danilo; convertido así en principal recurso de continuidad de un régimen fraccionado y decadente, con un sistema de partidos en tren de desaparecer.

Como estos regímenes no se suicidan y procuran siempre prolongarse, es casi seguro que gran parte del partido-estado pelediano se aferre a la re-postulación de Danilo, que achicaría mucho más a esa “oposición”.

En declive Leonel, el globo oficialista deberá ser desinflado desde las calles, denunciando el continuismo de la dictadura morada, convirtiendo el descontento social creciente en movilización y esforzándonos en crear una nueva fuerza propulsora de un poder constituyente soberano y una nueva institucionalidad.

El Nacional

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