Por: Rafael José Féliz González
En el año 1996 el partido de la Liberación Dominicana PLD gana las elecciones presidenciales con el Dr. Leonel Fernández Reyna frente a su contendor Dr. José Francisco Peña Gómez.
El gobierno del PLD inició una serie de transformaciones al Estado dominicano de reforma y modernización.
La ley de capitalización, es decir una alianza público-privada, que permitía al sector privado invertir hasta un techo y el estado sería el accionista mayoritario de la propiedad.
Con esta ley se buscaba modernizar y sanear las finanzas del país, colocar a la República Dominicana como un referente del turismo y atraer inversionistas para crear fuentes de empleos a través de las zonas francas.
Recordamos que para el período del gobierno 1996-2000 las instituciones del estado sufrieron cambios positivos dotándolas de computadoras, y borrando el pasado de escribir en un cartón o un cuaderno.
En ese gobierno se hicieron cambios en el transporte urbano e interurbano y organizado el tránsito a través de la creación del servicio de Amet, desmontando los carros de conchos y sustituyendo por los llamados (pollitos). También se invirtió en grande obras de infraestructuras, túneles, elevados entre otras.
Las escuelas públicas fueron modernizadas, instalando computadoras en los laboratorios, en las oficinas administrativas, la cual pasaron de escribir a mano y máquina, a computadoras modernas.
Es decir la República Dominicana cambió de rostro, en sus finanzas en los mercados de valores nacionales e internacionales y en su estructura física.
El gobierno del partido de la Liberación Dominicana PLD fue un gobierno progresista y aparentemente «aprobado» por la población dominicana.
Inmediatamente comenzó con el desmonte de la estructura balaguerista, las viejas prácticas del «dame lo mio» los famosos buscones que estaban en todas las instalaciones del estado dominicano, principalmente en el Farolito, en la Junta Central Electoral de la feria, no había un dominicano que solicitara sus «servicios», pero con la llegada del gobierno del partido de la liberación dominicana todo esto acabó y les apodaron los «Comesolos» porque no boroneaban, no dejaban caer migajas de las mesas, según ellos todo era para los comesolos.
Todo esto era prácticas viejas del balaguerismo que mantenía sumergido a los dominicanos en las miserias del día a día.