República Dominicana, que puede ufanarse de su compromiso con el multilateralismo, está obligada a quedar bien con la organización de la X Cumbre de las Américas que acogerá del 1 al 5 de diciembre en Punta Cana.
Ningún detalle puede obviarse en la preparación y desarrollo de un evento llamado a redundar en beneficio de la imagen internacional del país. En una coyuntura tan compleja como la actual la jornada puede servir de escenario para abordar desde las problemáticas relaciones regionales hasta crisis tan desafiantes como la haitiana.
Aunque no se cuente con la presencia de mandatarios de las naciones más poderosas del hemisferio, sí estarán cancilleres, inversionistas y otros representantes. Si bien República Dominicana ha sido sede de otros encuentros internacionales, en las actuales circunstancias esta cumbre tiene una gran significación. Hoy, el país es uno de los mejores escenarios para el encuentro internacional.
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Los detalles sobre la organización ofrecidos por el canciller Roberto Álvarez indican que se han ponderado todos los elementos para que el país cumpla con el evento con la altura que amerita. República Dominicana, que por su estabilidad política, económica y social ha mejorado su imagen internacional, tiene en la cumbre una oportunidad para fortalecer sus credenciales frente a inversionistas foráneos. Pero también para mostrar sus encantos naturales.
El Nacional
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