Semana Orto-escritura

Y dale con el verbo dar

Y dale con el verbo dar

En la música, no se le da al piano, pero sí a la tambora.

El verbo dar es polisémico. Mejor dicho, es muy polisémico, dada la diversidad de significados que contiene. El Diccionario de la lengua española le atribuye cincuenta y cuatro acepciones, la primera de las cuales es donar, y sus sinónimos son gratificar, regalar, propinar.

Dar es de tan amplio espectro que bien puede servir para acciones totalmente adversas: dar vida/dar muerte, dar golpes/dar cariño, dar alimento/dar veneno, dar abrazos/ dar puñalada, dar caricias/dar empujones, dar recibimiento/dar despedida, dar algo/dar nada, dar gusto/dar pena, dar acogida/ dar rechazo.

En el modo imperativo, se emplean cuatro formas del verbo dar, ya que solo funcionan con los pronombres de segunda persona: tú (da), usted (dé), vosotros (dad), ustedes (den). Ejemplos: 1-Da a cada cual lo suyo. 2- Usted dé gracias que pudo salir de eso. 3-Dadal césar lo que es del césar. 4- Den ustedes por seguro que en mayo nos vemos.

Precisamente, una forma del imperativo unida al pronombre enclítico /le/, ha originado la expresión /dale/.Vale recordar que cuando en nuestra infancia veíamos películas de vaqueros, ante una escena de pelea entre el protagonista y algún bandido, todos los niños exclamábamos “dale” para animar a nuestro personaje, quien representaba el bien y la justicia, a vencer al enemigo.

Algo parecido pasará con los espectadores de un combate boxístico, exclamarán “dale” o “dale duro” dirigiéndose al púgil de su simpatía. Golpe será también lo que dé el bateador en un juego de beisbol, a quien los fanáticos de su equipo le reclamen “dale”.

Al conductor de un vehículo se solicita acelerar la marcha con un “dale”, pero igual término usaría un ministro con un colaborador para que proceda a ejecutar una propuesta. También un jefe de Estado o presidente de una empresa dispondrán la toma de una decisión con un “dale”. Queda dicho que dale es una aprobación.

“Dale para acá” sería una orden a un mensajero como una invitación a un momento de esparcimiento en la morada de quien lo expresa. Diferente puede ser el “dale para allá” cuando lo dice un oficial superior de la Policía al subalterno que le ha comunicado que en tal sitio se desató un disturbio que incluye tiroteos, piedras, fuego.

En la relación íntima puede manifestarse un “dale”, en voz de mujer, desde luego, que se torna en buen signo. En la música, no se le da al piano ni al violín, pero sí a la tambora: “Dale que dale a la tambora /dale, Manuel para bailar / dale con ritmo y toca ahora que el acordeón va acompañar”. (Ricardo Gutiérrez, merengue).

Las canciones son vías para influir sobre las personas, y a menudo los más pobres de vocabulario repiten unas palabras y locuciones en distintas circunstancias. Un merengue interpretado por Toño Rosario ha arrojado un modismo: “Dale, vieja”. Se trata de una historia en la que el hablante lírico cuenta que salió con los amigos, tuvo un descontrol y “Le di toda la noche a los tragos”. Aquí, el verbo dares usado como sinónimo de beber mucho.

Como consecuencia de la parranda, el hombre de la historia pide a su consorte: “Dale, vieja, /dale, ciérrame la ventana (que la cierre), /prenderme el aire…” /Tráeme una botella de soda grande (pero bien grande) /Y háblame tipo 12 y 30 cuando pique el hambre/Dale vieja dale, ciérrame la ventana, préndeme el aire”.

Del contexto se desprende que “dale, vieja, dale”, equivale a apúrate, anda rápido. Unas de las acepciones (la 46) que asigna el Diccionario académico al vocablo dar indica: “Accionar cualquier mecanismo u objeto”.

La voz “dale” es también una interjección que muestra enfado. “Y dale con esta gente y las encuestas”, diría un candidato presidencial.