En los periódicos dominicanos específicamente en la sección de opiniones, se atrinchera un grupo de lectores, prestos a escribir sus comentarios sobre cualquier tema relacionado con Haití o la comunidad LGBT. Sus opiniones, en ocasiones bien articuladas, están cargadas de rencor y más bien parecen discípulos adelantados de Hittler, Pinochet, Pol Pot, o cualquier otro personaje odiado de la historia.

Al inicio sospeché eran «los Vincho» o el mismo Cardenal que escribía bajo un seudónimo. Pero, observando sus “fotos y perfiles, deduje que, unos son negros, otros con una homosexualidad latente o que no se aceptan, y un tercer grupo, son emigrantes que escriben en “spanglish». Lo que sí tienen todos en común, es su militancia en el grupo ultra-nacionalista “Hijos de la Duarte”.

Cuando estaba preparado a responderles, mi colega me expuso algunas razones para no hacerlo: Son nombres ficticios; algunos son pagados para hacer esta tarea; es imposible tener un dialogo razonable; Además, forman parte de las estrategias de mercadeo.

Hace exactamente dos años, gracias a Don Radhames y la ayuda de Grimilda, reinicié de manera honorífica mis escritos, y con 350 palabras debo atraer y mantener la atención del lector. Dadas mis ínfulas de «escribano», la mayor satisfacción recibida, es saber que alguien me ha leído, de modo pues, que los comentarios de estos «Haters» lejos de causar algún agravio, me brindan satisfacción y motivos para seguir escribiendo.

Las correcciones gramaticales en el «Sofware de Word” así como el apoyo a la investigación que ofrece la herramienta Google, facilitan que personas como Yo con problemas en los acentos pueda comunicarme con Uds. Por el contrario algunos de estos «francotiradores», aunque desde una óptica equivocada, escriben muy bien.