Dan ganas de llorar saber que la probabilidad de accidentarse con saldo de muerte o heridas graves en las autopistas troncales de República Dominicana es de un 78% en el Corredor Sur, 74.4% en la carretera Duarte y un 40% en la Autovía del Este, lo que convierte a esas vías en zonas de tragedias.
Un estudio realizado por el Programa Internacional de Evaluación de Carreteras, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización de Naciones Unidas (ONU) detectó graves deficiencias relacionadas con señalización inadecuada, velocidad, deterioro en la pavimentación y mal trazado de las carreteras.
En la investigación sobre el peligro que representan las tres principales autopistas se utilizó un vehículo especial dotado de cámaras de 360 grados e inteligencia artificial que permitió cada 20 metros recabar informaciones sobre velocidad, iluminación, drenaje pluvial, rugosidad del pavimento, pendiente señalética y cruces ilegales, con resultados catastróficos.
El riesgo de accidente en las principales autopistas del país se agrava por los bajos niveles de educación vial y por la cantidad de conductores que manejan bajo los efectos del alcohol o de drogas controladas, a lo que debe agregarse la precaria vigilancia de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett).
República Dominicana encabeza la lista de países con mayor tasa de mortalidad por accidentes de tránsito al año en el mundo, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, con una tasa de 64.3 muertes por cada cien mil habitantes. La cantidad de fallecidos por esa causa es de casi tres mil personas al año.
No se exagera si se afirma que las autopistas dominicanas se asemejan a una jungla en cuyos trayectos impera la ley de los más fuertes expresados en camiones, patanas y autobuses, o en la temeridad de conductores y motociclistas que convierten esos corredores en peligrosas pistas de carrera.
Aunque el estudio de referencia se realizó en 2021, al día de hoy sus dramáticos hallazgos deberían ser motivo para que las autoridades declaren alerta o emergencia ante el peligro que para miles de personas entraña transitar por esas carreteras troncales.
Duele saber que por falta de adecuados programas de prevención, aquí mueren más personas en accidentes de tránsito que el número de víctimas fatales causadas por epidemias, conflictos armados o ciclones. Urge intervenir las autopistas del Sur, Cibao y del Este.