La economía de Puerto Rico ha ingresado a su octavo año consecutivo con crecimiento negativo o de recesión, con una reducción del Índice de Actividad Económica (IAE) en 2013 del 5,0%, incremento del desempleo de un 3% e incremento en los precios de artículos y servicios básicos.
Aunque con excepción de los años 2003 y 2004, la economía dominicana se ha mantenido en el carril del crecimiento, lo que ocurre en Borinquen debería servir de ejemplo o de advertencia al Gobierno sobre la necesidad de actuar con cautela en todo lo relacionado al gasto público y control del déficit fiscal para no caer en el precipicio de una profunda crisis económica.
En menos de ocho meses, Puerto Rico ha perdido 34 mil empleos y los índices principales de su actividad económica han caído de manera estrepitosa, como el consumo de combustible, generación eléctrica y la industria de la construcción, así como la quiebra de empresas y el cierre de comercios.
Además del IAE, el Producto Interno Bruto de la Isla del Encanto se ha reducido como consecuencia de su octava caída interanual consecutiva, lo que podría agravarse si la Reserva Federal de Estados Unidos dispone alza en las tasas de interés, lo que provocaría más recortes federales en perjuicio de la economía boricua.
Entidades académicas y empresariales sostienen que más que una recesión, la economía de Puerto Rico padece de una aguda depresión, caracterizada por disminución sostenida en la producción y el consumo, a lo que se suma alta tasa de desempleo y quiebra de empresas.
En el espejo del Puerto Rico de hoy, atribulado por una dilatada recesión, sin solución en el corto ni mediano plazo, deberían reflejarse autoridades y sector productivo dominicano, compelido a no reeditar los errores o imprevisiones que han colocado a esa isla al borde del precipicio financiero.
La Isla del Encanto es uno de los territorios con más plazas comerciales por kilómetro cuadrado en el mundo, pero hoy a causa de la crisis económica y por el creciente desempleo, se reduce drásticamente el consumo, lo que produce quiebras de negocios y más despidos, un círculo vicioso difícil de cortar, porque es el mismo que afecta a la economía de Estados Unidos.
A pesar de tan deprimente cuadro económico y social, se incrementa la inmigración ilegal a Puerto Rico, a cuyo drama se agregan ciudadanos haitianos, ocho de los cuales fueron lanzados al mar por el capitán de una yola repleta de indocumentados.