Taipei. EFE. La reunión del próximo sábado entre los presidentes de China y Taiwán, la primera de la historia, y las elecciones que se celebran en enero en la isla pueden suponer una crisis para la diplomacia taiwanesa en Latinoamérica y el Caribe.
En la isla se teme que una victoria electoral del opositor Partido Demócrata Progresista (PDP, de línea independentista) pueda llevar a China a presionar a los estados que mantienen relaciones con Taipei para cambiar de bando, con fuertes repercusiones en Latinoamérica y el Caribe, donde Taiwán tiene a 12 de sus 22 aliados diplomáticos.
Tras su despegue económico, en la década de 1980, Taiwán buscó elevar su perfil internacional y lanzó una campaña para reingresar en la ONU, lo que llevó al modelo de intercambiar ayuda económica y al desarrollo por apoyo político internacional.
Todo eso llevó a una batalla diplomática con China en Latinoamérica, África y el Pacífico Sur, con continuas alteraciones de las listas de aliados, mientras en el estrecho de Formosa reinaba una tensión bélica contenida.
La llegada al poder de Ma Ying-jeou en Taiwán en 2008 puso fin a esa lucha por aliados, y Pekín llegó a rechazar los acercamientos de algunos países latinoamericanos aliados de Taipei que buscaban pasarse al bando chino, ya que no quería crear tensiones en su acercamiento a la isla.
Taiwán aprovechó esta coyuntura para publicar un Libro Blanco de Ayuda Exterior y tratar de “normalizar” y hacer más transparente y eficiente su ayuda, pero el surgimiento económico de China ha atraído a los aliados taiwaneses, que buscan más oportunidades comerciales y participación en los proyectos de inversión del Foro China-CELAC.
La presidenta del PDP y candidata presidencial de su partido, Tsai Ing-wen, favorita unánime en los comicios del 16 de enero, asegura que “mantendrá todos los compromisos” y que “valora altamente los lazos con los aliados».
Bai Fangji, profesor de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Fujen, dijo a Efe que considera “previsible que el PDP intensifique la política de ayudas para frenar un posible éxodo de aliados hacia China».
Pero Bai también cree que Pekín podría arrebatar a Taiwán a algunos aliados como castigo a una victoria del PDP pero luego detener esa política “para no desencadenar una fuerte reacción en Taiwán y el extranjero».
Los lazos de Taiwán con Latinoamérica y el Caribe se basan en el intercambio de reconocimiento diplomático y apoyo político internacional a cambio de ayuda para el desarrollo, y se enfrentan a una drástica disparidad en la posible oferta de China y Taiwán en el campo económico.
“La diplomacia del dólar ya no funcionaría para Taiwán, que tiene que ofrecer otras cosas a sus aliados y contar con que China no se lance de lleno a por ellos”, reconoció a Efe el analista Ma Hiang-wen, de la Facultad de Estudios Internacionales de la Universidad Tamkang.
China, además, no ha dejado de intensificar sus lazos con los aliados taiwaneses en Latinoamérica y el Caribe que han buscado establecer representaciones comerciales oficiales o de sus cámaras de comercio privadas en el gigante asiático, aunque afirman que sus lazos políticos con Taiwán no se verán afectados.

