Fui a votar como cada cuatro años desde que soy dominicana nacionalizada. Votar es un derecho de ciudadanía que también se convierte en deber, sobre todo para las dominicanas, mayoría en el padrón electoral que indica que de las 6,765,073 personas hábiles para ejercer el sufragio, el 50.84%, somos mujeres. Voté porque quiero que se reconozca nuestra realidad de pobreza, violencia, desigualdad laboral y salarial, limitada participación política, de discriminación, principales problemas que tenemos que superar las dominicanas para conseguir la igualdad y equidad con los pares masculinos. Voté, porque es un derecho ciudadano conseguido y creo que hay que ejercerlo y aunque la democracia haya sido parodiada por nuestra propia política, es la única forma de expresión del pueblo.
En mi situación personal, siempre he votado mirando candidaturas, más que partidos, buscando personas con perfil de dignatarias y en esta ocasión, mantuve el criterio por quien tenga más claridad democrática y reconocimiento de la ciudadanía completa de las mujeres, incluidos los derechos sexuales y reproductivos, un tema que subsume fácilmente el discurso de las personas presidenciables en este país.
Las dominicanas, votamos desde hace 74 años, una paradoja que fuera promulgada la ley que lo permitió, en 1942 durante el gobierno de Trujillo por la presión extranjera ejercida sobre el país por las denuncias internacionales de las feministas encabezadas por Abigail Mejía, quien no pudo ver el frutos de sus esfuerzos porque murió en 1941. Pionera del feminismo en nuestro país, fundó los clubes Nosotras (1927) y Acción Feminista, este último dedicado a la formación de las mujeres de los sectores pobres del país.
Perteneció a varias instituciones culturales, entre ellas: el Ateneo Dominicano, el Instituto de Investigaciones Históricas y la Asociación de Escritoras y Artistas Americanas. Colaboró con las revistas La Cuna de América y los periódicos Listín Diario, La Opinión y La Información. Sus obras Historia de la literatura dominicana e Historia de la literatura castellana fueron usadas como obras de texto para el nivel secundario por varias décadas. Es además, autora de la popular novela Sueña Pilarín.
En las primeras décadas del siglo XX su pensamiento feminista causó gran impacto, provocando diversas polémicas en los círculos políticos e intelectuales conservadores de la época. (Datos tomados en http://www.bachillere.com/biografia-abigail-mejia-soliere/).
Fui a votar y recordé a Abigail Mejía y a tantas feministas históricas que impulsaron la ciudadanía de las dominicanas por la que aún estamos en la brecha muchas mujeres, en consonancia con ellas y sus propósitos. Fui a votar porque las que se fueron y las que estamos, somos una fuerza en lucha!