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Reflexiones sobre educación vial (2de2)
En ocasiones anteriores hemos indicado algo que no es nuestro, pero que está en el eco de toda sociedad: “somos un desorden organizado”. No llego a entender cómo aceptamos y le damos validez, a que un desorden pueda ser organizado, más bien, es una sociedad que ha hecho cultura del desorden y ha aprendido a mal vivir en él. Esto debe llamarnos a la reflexión y sin temor a equivocarnos decir las razones por la que estamos viviendo en esa situación: nuestra cultura anómica, la pérdida de valores y de principios en nuestro accionar, la falta de conciencia y de amor por la patria; así también, la poca fe en un proyecto de nación.

Los países en vía de desarrollo como la República Dominicana ameritan una campaña de prevención de todas aquellas situaciones que generan gastos evitables. Además, de mitigar las cifras trágicas de los accidentes de tránsito, los recursos que se ahorrarían con la prevención, bien podrían invertirse en las áreas más necesitadas como desarrollar talentos en la juventud o en la salud.

Los accidentes de tránsito, son responsabilidad tanto del Estado, como de los conductores, pues se ha demostrado que más del 86% de los accidentes de tránsito son causados por errores humanos. Los accidentes de tránsito son un problema muy fácil de resolver, solo se necesitan disposición y actitud para cumplir las normas y medidas de prevención que se logran a través de la educación, que como en la mayoría de los temas sociales, es un asunto que responsabiliza a las instituciones pertinentes, que se les paga y a cada ciudadano en particular.

En nuestro país tenemos más de 11 instituciones con incidencia en el tránsito tales como: La Policía Nacional, la Autoridad Metropolitana de Transportes (AMET), Oficina Para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), la Dirección General de Tránsito Terrestre, la Oficina Técnica de Transporte Terrestre, Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA), entre otras; por lo que es necesario la integración de todas éstas instituciones y los demás sectores involucrados para que juntos trabajen por la paz y seguridad en las vías.

Las consecuencias de los accidentes de tránsito son similares en estadísticas fatales, a las enfermedades cardiovasculares y del cáncer, por lo que, el control de accidentes se debe reconocer como prioritario en un proyecto de seguridad vial y salud pública que necesita coordinación entre los organismos de transportes citados, de servicio social y de salud en cada región del país.

Para asegurar el éxito de dicho proyecto y combatir los accidentes de tránsito es necesario la responsabilidad compartida e integración de dichos organismos, incluidos los gobiernos, políticos, ONG, industrias, personas interesadas, las comunidades, profesionales de la salud pública, ingenieros, encargados de hacer cumplir la ley, expertos nacionales e internacionales.

El Nacional

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