La crueldad con que fue aplastada la expedición del 14 de junio de 1959, de la que se cumplen hoy 61 años, aceleró la caída de la tiranía de Trujillo.

Lo que menos previó el tirano era que la tortura y ejecución de los mártires que ofrendaron sus vidas por la libertad del pueblo dominicano abonaría con sangre el fin de su oprobioso régimen. Aunque eran apenas un puñado y para colmo mal armados, los expedicionarios de Constanza, Maimón y Estero Hondo no vinieron a inmolarse, sino a combatir la férrea dictadura trujillista.

Sabían que enfrentarían al Ejército más numeroso y bien equipado de la región, pero su valor estaba por encima de las adversidades. Por la amplia formación profesional y las condiciones económicas, en su mayoría jóvenes de clase media, tenían bien claro sus horizontes.

No se trataba únicamente de decapitar la dictadura, sino establecer un Poder Ejecutivo que administrara y ejerciera el poder con pulcritud, transparencia y equidad, así como un Congreso que legislara en beneficio de la sociedad y una justicia independiente.

A la vesania del régimen sobrevivieron los cubanos Delio Gómez Ochoa y Pablito Mirabal, así como los dominicanos Francisco Medardo Germán, Poncio Pou Saleta, Gonzalo Almonte y Mayobanex Vargas. Aplicar el programa que enarbolaron es el mejor homenaje que se puede rendir a los mártires del 14 de junio en cada nuevo aniversario de su gloriosa expedición.