MADRID. (elmundo.es). Proporcionar los servicios médicos básicos, incluyendo las vacunas, a los niños más pobres y de las zonas más conflictivas de Pakistán es la clave para acabar con la polio en el mundo. Es la conclusión que se extrae del comentario que Zulfiqar Bhutta, del Centro Mundial para la Salud Infantil, ha escrito esta semana en la revista Nature.
Hace sólo un año parecía que un mundo libre de poliomielitis estaba a la vuelta de la esquina. Mientras que en 1988 unas 350.000 personas en todo el mundo se contagiaron del virus, el año pasado sólo se registraron 406 casos. En marzo de 2013, después de que no se hubiera contabilizado ningún nuevo infectado en India en los últimos tres años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pudo por fin hablar de un sudeste asiático libre de polio (excluyendo Afganistán y Pakistán).
Sin embargo, en mayo de 2013, la OMS declaraba la emergencia internacional por el alto riesgo de propagación de la enfermedad en lugares como Siria, Camerún y Pakistán, países donde las campañas de vacunación se veían a menudo interrumpidas por la guerra. Bhutta considera que actualmente estamos en un momento crítico en lo que a la erradicación de la polio se refiere, y fija su atención en Pakistán: para él, acabar con la polio en el mundo depende en gran medida de poner fin a la infección en este país. Sin embargo, advierte de que las medidas tomadas no están siendo las adecuadas: mientras los esfuerzos del gobierno pakistaní y la OMS se están centrando en los viajeros internacionales que entran y salen del país, la verdadera prioridad deberían ser los servicios de salud básicos para la población, particularmente para los niños. Y es que, a raíz del aumento de casos, la OMS tomó una medida sin precedentes: hizo un llamamiento para que todas las personas que entraran o salieran de Pakistán y países cercanos se vacunaran contra la polio.
En el artículo, Bhutta llega a afirmar que la vacunación a viajeros será poco efectiva y podría incluso hacer que la polio fuera más difícil de erradicar en las zonas más pobres y conflictivas de Pakistán. «Mi impresión es que centrarse en los viajeros es una gran distracción y da la apariencia de una falsa seguridad. La vacunación de viajeros aéreos no está controlada y vacunar al aterrizar es problemático, especialmente cuando no se puede controlar a todos los pasajeros» explica Zulfiqar Bhutta a El Mundo . Además, recuerda que las rutas terrestres no están reguladas y que algunas fronteras no están del todo definidas.
Otro hándicap es que los viajeros tienen que conseguir las vacunas en sus países de origen y obtener el certificado de vacunación de la OMS. Muchas veces, el precio de la vacuna, unos cuatro dólares por dosis, hace que ésta sea prohibitiva en una zona en la que el sueldo medio es de unos 100 dólares al mes. «Como predije, está proliferando una industria de falsas tarjetas de vacunación», ha declarado Bhutta en conversación con este periódico.
Paralelamente, Bhutta recuerda que los esfuerzos del Gobierno pakistaní por vacunar a los niños se han relajado. De hecho, en 2011 se cerró el Ministerio de Sanidad del país y se transfirieron las competencias a las provincias, y aunque en 2013 se reabrió y los trabajos contra la polio se retomaron, estos siguen siendo débiles. En su opinión, la estrategia debería ser incluir las vacunas contra la poliomielitis dentro de un programa de salud pública más amplio, que incluyera tratamiento y vacunas para otras enfermedades como el sarampión y la neumonía. «Esto debería haberse hecho hace tiempo, pero lamentablemente no se hizo y ahora estamos viendo las consecuencias», opina Bhutta.
En Números
406
casos de polio
se registraron el año pasado en todo el mundo, según la OMC.