Empresariado y Gobierno
Hace menos de dos meses el presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (Aird), el destacado líder empresarialy buen amigo Campos De Moya, declaró a la prensa que “en sentido general, el gobierno que encabeza el Presidente Danilo Medina ha sido más cuidadoso con el uso de los recursos públicos”.
Por igual, que los industriales están “complacidos por la receptividad del Gobierno” al establecerse fluidos canales de comunicación con la creación de mesas de trabajo para darle seguimiento a las demandas empresariales sobre productividad, competitividad y combate al contrabando, la subvaluación y la evasión fiscal. De esta última dinámica de diálogo Campos considera “cumplidos todos los puntos acordados”.
Días después de estas expresiones públicas de reconocimiento al buen manejo presupuestario y a la actitud cooperativa del Gobierno, toca al Ministro de Industria y Comercio José Del Castillo salir en defensa de la decisión del Gobierno de propiciar el diálogo con las autoridades haitianas para buscar una solución negociada al impasse comercial creado por la prohibición unilateral del paso por la frontera de 23 productos dominicanos.
Una semana más tarde reacciona Campos en apoyo a esta ejecutoria gubernamental: admitió los “muchos obstáculos para impedir que el diálogo se realice, pero los que confiamos y queremos el desarrollo del país debemos obligar a que se afiance ese diálogo” que procura rescatar el intercambio comercial con el segundo mercado de destino de las exportaciones nacionales.
Lo anterior demuestra los niveles de interacción que, en el espacio público, se produce entre empresarios que manifiestan su acuerdo con políticas y ejecutorias gubernamentales que les favorecen tanto a sus intereses privados como al interés general (que casi siempre coinciden si de crear empleos y riqueza se trata), como hemos visto en los casos anteriores y en otros más que huelga mencionar.
A contrario, también ocurre con mucha frecuencia que miembros y empleados del empresariado se pronuncian de manera muy crítica sobre lo que hace o deja de hacer el Gobierno, por razones tan válidas como la inconveniencia de tal medida contra su negocio particular (que a veces no armoniza con el interés nacional) o, en otros casos, por tener una agenda político partidaria oculta o manifiesta.
No obstante, podrían suceder el caso del discurso de don Franklin Báez Brugal en el pasado almuerzo anual de la Aird que, es su derecho, no sólo presentó un panorama sombrío y pesimista de la realidad nacional, si no que además “repartió ostias” a diestra y siniestra sobre el Poder Judicial (que se olvida, adrede, es independiente del Ejecutivo) los políticos y empresarios locales y la sociedad toda.
El ministro Del Castillo, al ser cuestionado respecto a esta andanada, adoptó la postura propia de quien tiene más de tres años trabajando en un gobierno de gran aceptación popular como el del Presidente Medina: calificó el discurso como “cargado de negatividad… y que tampoco refleja el verdadero pensar del sector”.
Hace un par de días el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), le da toda la razón al alto funcionario: “Es muy personal la opinión de Franklin Báez”, visto que no refleja la posición de una gran mayoría de empresarios que entienden justo reconocer los avances logrados en este Gobierno.