Transcurrido el primer día del último mes del año, una mezcla de expectativas y angustia confluye en el ánimo público ante los retos o desafíos que afronta la ciudadanía para abordar el cúmulo de festividades de diciembre, que incluyen celebraciones de Nochebuena, Navidad y recibimiento del Año Nuevo.
En la primera semana de este mes, el Gobierno erogará más de 34 mil millones de pesos en el pago del salario 13 o doble sueldo a empleados de la administración pública, y 15 días después entregará una cantidad similar en desembolso del salario regular, lo que seguramente dinamizará la economía.
Ese bono y el salario del mes se convierten en motivo de dolor de cabeza para más de 700 mil servidores públicos que tendrán literalmente que emular el pasaje bíblico de la multiplicación de panes y peces, en difícil tarea de suplir un inflado requerimiento familiar que incluye sufragar deudas, comida, ropa, nuevos enseres y reparación del inmueble.
Una agonía similar tendrán que afrontar un millón 582 mil 704 empleados del sector privado, el 69 % de la matricula total de servidores formales, quienes con el monto de la regalía navideña tendrán que afrontar un excesivo rosario de compromisos financieros.
No debería obviarse que el 54.8 % de la población ocupada, equivalente a dos millones 746, 843 personas, corresponde a trabajadores informales, la mayoría de los cuales no devengará regalía ni bono navideño, por lo que su diciembre sería mucho más angustioso, aunque no pocos emprendedores devengan ingresos superiores al promedio.
El Gobierno anunció bonos de mil 500 pesos en favor de unas tres millones de personas, además de regalías a personal militar activo y pensionado, lo que incrementa todavía mas el circulante que ya tuvo una inyección de más de 60 mil millones en facilidades crediticias aprobadas por el Banco Central y la Junta Monetaria.
El último mes del año cerrará a todo vapor con decenas de miles de millones de pesos puestos a circular en bonos, regalías, subsidios, distribución de utilidades, inyecciones monetarias, créditos bancarios, divisas por remesas, turismo y exportaciones, lo que quizás impulse el crecimiento de la economía a cerca del 3 por ciento..
Lo más resaltante del naciente diciembre debería ser la resiliencia, moderación, y buen juicio que muestren los ciudadanos al momento de administrar esos ingresos que serán menores al pesado fardo de compromisos financieros. La meta debe ser evitar que ese dinero se diluya como agua entre las manos.

