El precio del barril de petróleo de referencia de Texas amaneció hoy a 82,82 dólares, en tendencia alcista que ya se prolonga por seis semanas, acentuado por la decisión de Arabia Saudita de reducir su producción en un millón de barriles diarios, lo que constituye una mala noticia para países importadores.
La guerra entre Rusia y Ucrania se erige como el principal factor que incide en el incremento de los precios del petróleo, tanto del que se cotiza en la bolsa de Nueva York (WTI), como el tipo Brent, en el mercado de Londres, que subió a US$86.05.
El cártel de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha conformado alianza estratégica con Rusia, tercer productor mundial del crudo, con fines de aplicar estrategias que impulsen los precios al alza, especialmente en la fijación de topes de producción, como lo ha hecho Arabia Saudita.
Pese a que Estados Unidos es el principal productor mundial de petróleo, con un promedio de 12.8 millones de barriles por día, llegó a importar desde Rusia, antes del conflicto de Moscú y Kiev, el 3.0 % de su consumo anual de combustibles fósiles, que en total asciende a 20.4 millones de barriles diarios.
Además de la reducción de producción de la OPEP, las sanciones aplicadas a Rusia en cortes de importación del crudo hacia Estados Unidos y Unión Europea, asi como una mayor participación estadounidense en rol de importador en mercado abierto, presionan al alza en los precios.
Se ha dicho que la Casa Blanca autorizó recurrir a sus reservas estratégicas de petróleo, estimadas en 700 millones de barriles, para contener los aumentos en los precios de derivados de combustibles, que a su vez presionan al alza el Índice de Precios al Consumidor, cuyo acumulado asciende a 2,8 %.
Todo lo antes expuesto debería llamar la atención del Gobierno para que aplique medidas de prevención, ahora que se discute en el Congreso la revisión del actual Presupuesto General de la Nación, que sería severamente impactado por previsibles alzas en el precio del petróleo.
Los subsidios que aplican las autoridades para disminuir el impacto de esos aumentos en las importaciones del crudo y sus derivados no deberían asumirse como remedio infalible, porque llegará el momento de que el déficit fiscal se volvería insostenible. ¡Por ahí viene el lobo!