A Yaqui, el maestro
Yaqui, pintor, paisajista,
tu verbo se hizo acuarela
y el genuino muralista
pintó de acervo una escuela.
Tú, mago de la palabra,
nos brindaste magia pura
legando en abracadabra
cultura con sabrosura.
Tú, de la palabra mago,
del español una cumbre,
caballero de Santiago,
fuiste show, eres costumbre.
Sabemos que el tiempo pasa
de noche… y al mediodía…
más nunca te irás de casa
hermano de la alegría.
Nosotros a las ocho aquí
y en todo tiempo vivido
no olvidaremos de ti
ese lenguaje florido.
Ser un discípulo diestro
me hace sentir orgulloso,
ser alumno del maestro
es un reto esplendoroso.
Con las palabras jugaste
cual certera greguería,
preciso las hilvanaste
sin lastimar melodía.
La magistral fluidez
unida a tan fiel memoria
exalta con brillantez
tu valiosa trayectoria.
Comunicador capaz,
emprendedor y maestro,
¿sabes por qué no te vas?
Formas parte de lo nuestro.
Siempre en el diario vivir
muchos dirán lo que digo:
Otra vez con Yaqui sí
estaremos tus amigos.
Tu vida es una oración
que en el Universo suena
cual si fuera una canción.
Vive Yaqui, ¡Enhorabuena
No hay cementerio ni fosa,
maestro de la cultura,
ni un epitafio en la losa,
menos aún sepultura
Que pueda fingirte inerte,
porque hombres como tú
espantan siempre la muerte
y viven a plenitud.