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Bernardo le escribe a Desiderio

2.- El manifiesto “Al país” que el general Arias publicó el 10 de junio de 1931 previo a su levantamiento guerrillero en los Cerros de Gurabo, Mao, el 13, contiene conceptos vigentes entonces y ahora.

 Entre ese documento y el próximo similar que conocerían los dominicanos transcurrirían 28 de los 31 años de la tiranía: el “Programa Mínimo” de los expedicionarios del 14 y 20 de Junio de 1959.

 “Al país” está fechado “Mao. Junio 10 de 1931”, “Imp. ‘Citadelle’ Cap. Haitien”. (Antes del año de Trujillo, ya era peligroso atribuir un documento similar a una imprenta dominicana).

 Comienza con un concepto autocrítico memorable: “La guerra civil no es lo más cuerdo que los hombres puedan pensar y realizar, ya que el país ha sentido por muchos años la necesidad de la Paz, la devoción al trabajo y un notorio afán por el progreso, y si todos nos dedicáramos honradamente a ese común empeño…”.

 Como base de su levantamiento, Arias cita los más sonados crímenes de la tiranía hasta entonces. Primero, el de Virgilio Martínez Reyna y su esposa Altagracia, embarazada, en 1930.

 De ese año, también, el del general Cipriano Bencosme, alzado  en Moca, donde “más de 100” de sus seguidores fueron también asesinados. Y el del joven David Vidal Recio, el 22 de marzo de 1931, en Santo Domingo.

 Nombra entre los asesinados al general Evangelista Peralta (“Tío Sánchez”), en Santiago,  al general Alberto Larancuent, en el Parque Colón de Santo Domingo, al periodista Emilio Reyes, “cerca de Baní”, y a “Pulú” Pelegrín, “en su finca de Puerto Plata”.

 El libro de Vega abre con la letra del merengue que, entre 1927 y 1928, se atribuye escribió Emilio A. Morel y musicalizó Julio Alberto Hernández. Prohibido de manera terminante desde junio de 1931 pero que ya desde 1930 se interpretaba con cierto temor. La que sigue no es la que cita Vega sino la que suministró el historiador del merengue Rafael Chaljub Mejía:

 “Dice Desiderio Arias/que lo dejen trabajar/porque si él coge el machete/nadie sabe lo que hará./Las armas que hoy él maneja/son las armas de sembrar/y él es en la agricultura/nuestro primer General./ En Chacuey y Las Mercedes/en Juan Calvo y Dajabón/Desiderio fue el barraco (*)/cuando mataron a Mon./Donde ese gallo cantaba/otro no podía cantar/aunque la gente creyera/ que era un pollito de a real”. El estribillo, tras las estrofas, decía: “Desiderio Arias, hombre de valor/le gusta la paz, pero con honor./ Ay, qué general, con tanto valor/ a nadie hizo mal, a nadie mató./ Ay, qué general, con tanto valor/si al monte se va, tiembla la nación”.

 ( * Es verraco. Por su dicción particular, el pueblo decía y dice “barraco”, con “b” alta y “a”).

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