Lo bueno de la tormenta Bertha a su paso por Puerto Rico y República Dominicana es que traería consigo las lluvias que un sediento territorio requiere para conjurar su sequía; lo malo sería que intensos aguaceros asociados a fuerza y velocidad de sus vientos provoquen inundaciones y deslaves.

Como la suerte debe tomarse siempre en cuenta, los ruegos han de ser para que Bertha propicie que los embalses recuperen su nivel de agua represada y los ríos sus acostumbrados caudales, sin que se produzcan desgracias humanas ni cuantiosos daños materiales.

Han sido muchos meses de sequía que obligaron a racionar el consumo de agua para uso doméstico, para regadío y producción de energía a tal punto que las previsiones de crecimiento del sector agropecuario para 2015 se reducen significativamente.

Es por eso que la llegada de Bertha, con velocidad de vientos por sobre 85 kilómetros por hora y desplazamiento de 33 KPH, se recibe con mezcla de alegría y temor y con sobrado deseo de que derrame agua sobre la ávida tierra y que su fuerza y velocidad se desvanezcan.

Antes y después del paso de esta tormenta cerca de la costa este, la ciudadanía está en deber y obligación de atender al pie de la letra las recomendaciones y orientaciones que ofrece el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), que ha declarado en alerta verde a diez provincias.

Ya se sabe que las familias asentadas sobre terrenos cercanos a ríos y cañadas o sobre laderas de montañas deben adoptar las previsiones de lugar a los fines de prevenir situaciones de emergencia, que incluye posibles traslados dispuestos por el COE.

Aunque el aire seco y el polvo del Sahara obran en contra de la intensificación de la tormenta Bertha, Meteorología vaticina lluvias intensas sobre gran parte del territorio nacional, especialmente en la región Este. Es menester que la ciudadanía atienda siempre a los boletines que emiten órganos de auxilio y socorro.

Ojalá que a esta hora, las aguas hayan diezmado a la intensa sequía y que Bertha haya concluido su breve paso por este vecindario geográfico. Como siempre, todo será el resultado de una combinación de previsión, buen juicio y suerte.