ALGO MÁS QUE SALUD

Día de las Madres

A Taty, 21 años después de lo de Narcisazo.

Una noche, intentando abrir por completo la ventana de la habitación, sentí que algo impedía que corriese, forcé un poco y nada, me asomé y lamenté de inmediato no haber visto, antes del segundo esfuerzo, pues tumbé algunas ramitas de un nido en construcción. La paloma estaba ahí, precisamente llevando en su pico otra ramita y salió asustada. Inmediatamente regresé la ventana a un punto que no tocara el nido, y cual ladrón en acecho, esperé el regreso de la paloma. Efectivamente, como a los diez minutos estaba de vuelta, y ahí siguió ese día y el siguiente, ayudada por su pareja. Terminado el nido, que por la forma y comodidad parecía un palacio de cuento de hadas, la paloma se asentó en él y dos días después tenía dos huevos, los que ella cubría día y noche. Como a la semana logré avistar dos palomitos sin plumas y de color amarillo, que ella cubría todo el tiempo. Los trocitos de pan que le dejábamos se los comía. En pocos días crecieron, parecía como si lo estuvieran inflando. El fin de semana largo del “Día del Trabajo” duré tres días sin “brecharlos” y los hallé irreconocibles, enormes, fueron creciendo al tiempo que les salían alas y se llenaban de plumas, volviéndose palomas de bellos colores (creo son macho y hembra). El más grande aprendió a volar primero, mientras que el otro lo encontramos un día correteando en el parqueo, para protegerlo de gatos lo recogimos y regresamos al nido, pero desde antes de ayer, andan volando, el nido está vacío. Me quedé sin nietos. El tema viene al caso porque este domingo celebramos el “Día de las Madres” y creo que esa paloma, por la manera amorosa que los cuidó, es el mejor ejemplo para cualquier madre.

No me interesó, ni valía la pena, referirme al discurso de “El Mesías”. No me decepcionó. Pronostiqué hace un mes lo que haría, aquí en “Algo más que salud”.