ALGO MAS QUE SALUD

Fiesta

Ayer era el “Día de San Juan”, en honor a “El Bautista”, predecesor de Jesús. Hijo de Isabel y Zacarías, su prédica consistió en anunciar a Jesús, de quien dijo: “No soy digno de desatar sus sandalias”. Se le atribuye haber sentenciado: “Bautizo con agua, pero luego de mí vendrá alguien que bautizará con Espíritu Santo y fuego”. Es atribuible a él, también: “Yo soy la voz que clama en el desierto”.

Juan el Bautista bautizó a Jesús, pero nunca se imaginó cómo, dos mil años después, su nombre se relaciona con una infinidad de ritos y mitos que circulan de un continente a otro. La mayoría de éstos se asocian con el agua, usada como elemento de sanación. Durante siglos, en muchos pueblos del país y de América, la gente se levanta tempranito, para lanzarse al mar o al río, quienes no son de la costa, para espantar maleficios y atraer la felicidad. La fiesta de San Juan comienza en algunos lugares en la víspera: “La Noche de San Juan”, para a partir de la media noche aprovechar las manifestaciones del santo y emprender la vida con mayor entusiasmo gracias a las energías mágicas que se le atribuye. Esa magia, mitos y leyendas son abundantes para festejar a un hombre cuya cabeza fue pedida en regalo al rey Herodes por una bailarina. El rey la complació. Gente de pueblos, y hasta de la capital, recuerda la inusitada invasión de mariposas amarillas del “Día de San Juan”, pero ahora nadie sabe dónde éstas se han ido, las cuales inmortalizó Gabriel García Márquez en “Cien años de Soledad”.

Toda la introducción es para comentarles algo poco conocido de la canción “Fiesta” de Serrat, dedicada a este día. Fue una de las tres censuradas de su disco “Blanco” de 1970, y cómo la convirtió, con una sola palabra, de una canción social a una de contenido político. Me sirve el tema porque ya estoy preparándome para recibirlo el 30 de septiembre en su concierto “Antología desordenada”. Termino en la próxima de “algo más que salud”.