Giokonda-Vanessa / Laura-Vanessa
Cuando me enteré, el 10 de Junio de 2006, que la joven Vanessa asesinada en mi pueblo de Santiago era la hija de mi colega y amigo Juan Ramírez y de la ginecoobstetra Rosaida Fañas se me desgarró el corazón. En su entierroMonseñor De la Rosa y Carpio expresó “La reacción inmediata del pueblo de Santiago… para protestar y solidarizarse con la familia, es un indicativo de que este sacrificio de una joven de apenas 18 años puede ser un símbolo para encarar con energía la espiral de violencia que tantas vidas útiles está quitando a la Patria.
Advirtió que no sólo los criminales que acabaron con esta valiosa vida son culpables, son los que de una u otra manera no cumplen con su deber, tras lamentar que desde el Estado se desvíen tantos recursos y energías para otras cosas no prioritarias, sin atender la seguridad”.
Vanessa, de solo 18 años, cursaba el tercer semestre de Medicina, se había graduado de bachiller con honores y reconocimientos, conocía a la perfección el inglés y el francés y era la traductora de los expedientes clínicos de los niños a operar de cirugías cardíacas que gestionaba su padre con hospitales norteamericanos.
La mataron “Medio Polvo” y “Cloret” de 21 y 18 años respectivamente, que esa tarde planificaron una jornada de atracos a bordo de una passola. El Dr. Ramírez constituyó la “Fundación Vanessa” que ha desarrollado numerosas acciones inscritas en su Misión: “Promover la construcción de una sociedad dominicana segura y pacífica, priorizando acciones encaminadas a defender la vida y la integridad ciudadana a través de la reducción de la violencia y la delincuencia”.
Casi 10 años después mataron a Giokonda Pérez, de una formación educativa también excelente y su padre dijo: “No le interesa pensar e n el daño que provocaron a su familia las personas que le quitaron la vida a su hija, porque nadie hará que lo puedan superar, a pesar de eso, Agapito desea que las personas que le arrebataron la vida cambien de parecer, que salgan de la calle y se conviertan en personas productivas y dejen de ser salvajes “porque ni los animales se atacan unos a los otros”. Seguimos en la próxima de “algo más que salud”.