007: Con licencia para matar
Extraña que nuevamente se esté procurando impedir la difusión de la música indeseable que atenta contra la moral y las buenas costumbres, mediante un proyecto de Ley que impondría una especie de censura previa, obligando a los autores, compositores y cantantes a someter por ante la Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía las letras de las canciones que se propongan grabar, para que sea esta entidad la que apruebe o rechace.
Nadie niega que la intención sea buena, pues se hace necesario frenar la cantidad de adefesios con que algunos carroñeros que se nutren de basura y abrevan de excrecencias contaminantes, tratan de inficionar al medio, sobre todo a los de sectores más vulnerables, como es el de la juventud y la niñez.
Después de escuchar «La Bebe», que fue prohibida por la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, los intérpretes El Famoso Biberón, Black Jonas Point y Lino Shaq, no nos merecen la consideración de artistas.
Pienso, sin embargo, que sería un retroceso el tratar de controlar tanta vagabundería y desafueros imponiendo la censura previa.
Fue un recurso empleado por la dictadura de Rafael Trujillo, que obligaba con el Reglamento 824 de Telecomunicciones a que antes de que se grabara una canción, fuera aprobada por la Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía.
Per,o además, imponer de nuevo una fiscalización y autorización de la música que se vaya a grabar, atenta contra la libertad de expresión y la creatividad artística.
Pienso que lo que hay que reforzar son las medidas y sanciones para aquellos que infrinjan las leyes y atenten contra la moral y las buenas constumbres.
En los Estados Unidos fue el Senado quien conjuntamente con la FCC le puso coto a los desmanes del irreverente Howard Sten imponiéndole elevadas multas a la cadena de radio por donde transmitía su programa, que lo obligaron a salir del aire y mudarse para una emisora satelital que no se rige por las reglas y disposiciones de las de señal abierta.
Aquí debería hacerse lo mismo con los estercoleros de la música urbana que se consideran ser como James Bond, el Agente 007: con “licencia para amar”.