DALLAS, Estados Unidos. AFP. Todas las banderas de Estados Unidos fueron colocadas a media asta para recordar a John F. Kennedy, una mítica figura de la historia contemporánea, que fue honrada este viernes en su país y en el mundo entero a cincuenta años de su asesinato.
Como decenas de admiradores, Caitlin Coffey, una estudiante de 22 años que llegó especialmente para la ocasión desde Toronto, Canadá, rindió homenaje el viernes al 35° presidente estadounidense en su tumba, en el cementerio militar de Arlington, en los suburbios de Washington.
Una corona de flores fue depositada sobre su tumba, sobre la cual se mantiene una llama que fue encendida por Jackie Kennedy el día del entierro de su marido.
A las 12H30 (18H30 GMT), el minuto de silencio que se guardó en Dallas (Texas) marcó el instante preciso en el que cayó John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963 en Dealey Plaza como consecuencia de los disparos de Lee Harvey Oswald, según la investigación oficial de la comisión Warren.
El asesinato sigue despertando fascinación medio siglo más tarde: pese a que la comisión Warren concluyó que Oswald actuó en solitario, las teorías alternativas sobre un posible complot siguen teniendo eco. La posibilidad de que Oswald se explicara se vio rápidamente deshecha, ya que él mismo fue asesinado dos días más tarde, el 24 de noviembre de 1963, por un ex gerente de un local nocturno.
«Hagamos fructificar su herencia, hoy y en las décadas por venir», exhortó Obama en una proclamación en la que ordenó poner las banderas a media asta. A través de misas, minutos de silencio y lecturas, el país entero se recogerá para recordar al 35º presidente de Estados Unidos. Del otro lado del Atlántico también se conmemora el asesinato de Kennedy. sobre todo en Berlín, con una ceremonia cerca del lugar donde el presidente estadounidense pronunció su histórica frase «Ich bin ein Berliner».
En Londres, el museo de arte moderno Tate Modern expone la única pintura conocida del asesinato de JFK en Dallas. Para el expresidente francés Valéry Giscard d’Estaing, «con el hombre asesinaron el sueño». «Fue muy inspirador para mí», declaró a la radio RTL. Medio siglo después, el «mito Kennedy», eternamente joven, bello y moderno, sigue intacto en el corazón de los estadounidenses.
El 75% ubican a JFK a la cabeza de la lista de los líderes estadounidenses modernos que quedarán en la historia como «destacados», por delante de Ronald Reagan y Bill Clinton, según un sondeo de Gallup.
«Ich bin ein Berliner». John F. Kennedy, nacido en una familia rica e influyente de Boston (Massachusetts, noreste), se convirtió en el presidente estadounidense más joven y en el primero de religión católica, encarnando una era de esperanza para la generación de los denominados baby-boomers.
De su mandato trágicamente truncado, la historia se acuerda particularmente de su enfrentamiento con los soviéticos durante la llamada crisis de los misiles instalados en Cuba, la derrota de Bahía de Cochinos y el programa Apolo para enviar a un estadounidense a la Luna. Su «Ich bin ein Berliner» (soy un berlinés) lanzada en un Berlín dividido, y «No pregunten qué puede hacer su país por ustedes; pregunten qué pueden hacer ustedes por su país»,
pronunciada el día de su investidura, permanecen grabadas en la memoria mundial. Pero el mito también es el de «Camelot», la corte del rey Arturo trasplantada a la Casa Blanca, donde Kennedy vivía con Jackie, su bella, joven y siempre impecable esposa, y unos pequeños hijos que eran retratados jugando en el Salón Oval.
El momento del anuncio del asesinato del presidente y las imágenes de su desplazamiento en la limusina descapotable, al lado de Jackie vistiendo un traje Chanel rosado, donde fue alcanzado por los disparos, forman parte de la memoria colectiva.
La ciudad de Dallas, apodada «la ciudad del odio» a causa del atentado, albergaba una ceremonia de una hora en Dealey Plaza, lugar del magnicidio, mientras que todos los lugares que de alguna manera estuvieron vinculados a, o recuerdan, la vida del presidente, tenían programados eventos el viernes: un minuto de silencio y música en la biblioteca JFK en Boston, misas en el museo JFK en Hyannis, lugar de veraneo familiar en el estado de Massachusetts; oraciones en la universidad JFK de Pleasant Hill, California.