El primer ministro de Italia Silvio Berlusconi ha puesto fin a su gobierno de 17 años matizado por glamorosas fiestas, aguardiente y mujeres, que provocaron frecuentes escándalos políticos a todos los cuales logró sobrevivir, pero sucumbió ante hecatombe que tritura a la economía de Roma.
Berlusconi fue visitante frecuente a los tribunales italianos acusado de usar fondos públicos para sus parrandas, de contratar prostitutas o de tener relaciones con mujeres menores de edad, pero nunca fue condenado aunque sí censurado por la flemática sociedad italiana que por diversas vías exigió su renuncia. Italia, que representa la tercera economía de Europa, quedó severamente contagiada por la dilatada crisis económica y financiera que ha infectado a Grecia, España, Portugal e Irlanda, lo que ha obligado al Banco Europeo y al Fondo Monetario Internacional a tocar clarinada de alarma ante la posibilidad de un retorno brusco a la recesión mundial.
El liderazgo de Alemania y Francia censuró el desempeño de Berlusconi ante la crisis de la Zona Euro porque su gobierno no aplicó medidas económicas preventivas para evitar el contagio, que se expresó con la caída del valor de los bonos italianos, lo que a su vez provocó una nueva devaluación de la deuda europea.
Para poder aplicar el áspero programa de restricción económica y recuperación financiera de Italia, Berlusconi tuvo que presentar dimisión ante el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, quien ha recomendado a Mario Monti, antiguo Comisario de la Unión Europea, considerado un tecnócrata de línea dura.
Magnate de los medios de comunicación, Berlusconi elevó a categoría de Estado sus intereses empresariales y dirigió el Gobierno con particular desenfado, sin poder cumplir con su promesa de hace 17 años, de modernizar a Italia y sin renunciar a sus exagerados placeres por las fiestas y las mujeres.
El nuevo primer ministro confronta por delante el reto de evitar que la economía termine por el precipicio y de devolverle a los italianos su autoestima, pues hoy los europeos culpan a Roma por el desastre económico y el peligro de que se disuelva la unidad monetaria que conforman 16 naciones del viejo continente. Italia y el mundo despiden a Silvio Berlusconi, el multimillonario político que gozó hasta el paroxismo de las mieles del poder, que se ha marchado y dejado al antiguo imperio romano en las ruinas.
