El pasado fin de semana, el Presidente de la Republica Luis Abinader se dirigió a la nación, en donde creadas las expectativas dio a demostrar que contrario a otros, se duele del clamor cuando este lo hacen personas dotadas de nobles sentimientos.Al referirse al retiro de la Reforma Fiscal, el mandatario dio a demostrar que su palabra no es la de un Rey, sino la de un hombre de carne y hueso.

Que es humano. Que sufre las necesidades de su pueblo, pero que sobre todo ha puesto su oído en el corazón del pueblo.

Con el discurso del sábado, de apenas algo menos de 7 minutos, el mandatario ha logrado desarmar un torbellino de protestas, las cuales se gestaban para de una manera o de otra llevar intranquilidad al país, algo que las grandes mayorías ni por asomo queremos, pues pescar en rio revuelto en estos momentos seria como lanzarnos al vacío desde un edificio de gran altura.Algo que durante todo ese trance por el que pasamos pudimos observar, fue la poca receptividad de muchos de sus funcionarios.

A no ser por unos cuantos que se arriesgaban al morbo y al odio de ciertos sectores nacionales para “aparecer” en los diferentes medios, pero en términos generales, al Presidente muchos lo dejaron solo, y eso debe servirle de lección para saber cuáles son y cuáles no.

Finalmente y en estos seremos reiterativos cuantas veces lo entendamos como ahora, pero el Presidente debe de darle formación a un equipo elite pensante, que diseñe y trabaje aquellos temas de gran interés para la nación, en donde a la población y en términos mediáticos se le eduque con tiempo para que esos tensos momentos por el que ciertos sectores pasamos durante estas últimas semanas, no sean tan pronunciados.