El Profesor Bosch, además de sus cualidades intelectuales y valores políticos, “ni mató ni robó”.

No ha pasado así con las cúpulas que usurparon los dos partidos que él creó, especialmente con el cogollo del PLD; sin excluir de parecidas -aunque no tan voluminosas culpas- a los desgobiernos del PRD.
El robo a granel y la protección de la Policía, DNCD y DNI –entidades comprometidas con variadas formas de crímenes y delitos- han llegado a niveles alarmantes.

A lo largo de estos años altos dirigentes del PLD se hicieron súper millonarios al vapor en complicidad con los peores tutumpotes.
Juntos – con la “valiosa” ayuda perredeísta y balaguerista- han construido el reinado nacional de la impunidad y han convertido el Congreso, Palacio Nacional, Sistema Judicial, Sistema Electoral… en mercados contaminados, y a la mayoría de los partidos en compañías por acciones de la peor ralea, incluida su propia corporación.

Han forjado la impunidad de los cárteles de la droga (Paya, Quirino, Agosto, Toño Leña, Nelson Solano, Arturo del Tiempo…) y la de los cárteles de la construcción vía OISOE, Obras Pública, Metro de Santo Domingo, CDEE (Plantas de Punta Catalina)…

Han colaborado con mafias financieras, eléctricas, granceras y hoteleras; de combustibles, tráfico fronterizo, concesiones mineras, bienes raíces estatales, compras y ventas del Estado, contratos con las corporaciones extranjeras…

Nada de eso tiene que ver con el ejemplo y las enseñanzas de Juan Bosch.

Tampoco las privatizaciones leoninas, las intervenciones del FMI y el BM, la subordinación al imperialismo, las políticas neoliberales, los contratos onerosos, los convenios militares con EEUU, Colombia, Israel, el racismo anti-haitiano….

Menos aun el Convenio Dominico-Suizo, firmado por Leonel y esgrimido por Danilo para no declarar Loma Miranda Parque Nacional y renunciar a la soberanía frente a las transnacionales mineras.

Pocos políticos han superado la traición a Bosch de Leonel Fernández, Danilo Medina y sus delfines; lo que indica que no solo se le hace daño calumniándolo…

Ciertamente es grave gobernar como ambos lo han hecho. Pero peor es hacerlo esgrimiendo supuestas “lealtades” al Profesor Bosch, porque entonces la estafa política se duplica y se torna cínica.
Pero en verdad no podíamos esperar otra cosa de quienes le ponen Amín Abel a una estación del Metro para designar la siguiente con el nombre de Joaquín Balaguer; y les da lo mismo homenajear a Bosch, Caamaño o Orlando junto a cualquier asesino o ladrón