Darle la vuelta al mundo a bordo de un avión comercial es un viaje de 40 horas, alrededor de Júpiter 57 días y al Sol en un año. Ese mismo avión demoraría 1,675 años en llegar a Saturno y 52 mil años a Plutón, pese a que desde el punto de vista de las escalas cósmicas, apenas nos hemos movido un “chin”. Dejar el sistema solar para alcanzar la estrella más cercana llamada Alfa Centauri, ese mismo avión alcanzaría su destino en 39 mil millones de años, mientras que recorrer la galaxia de lado a lado representa un viaje de 490 mil billones de años.
Recorrer el universo a la velocidad de la luz es otra cosa muy distinta, ya que un rayo de luz le da la vuelta al mundo en una centésima de segundo, de ida y vuelta a la Luna en 3 segundos y al Sol únicamente en 8 minutos y medio. Ese mismo rayo de luz llegaría a Saturno en 198 días y a Plutón en casi un año, mientras que la luz necesitaría hasta 4 años y medio para alcanzar la estrella más cercana. Sin embargo, pese a que la luz recorre 300 mil km por segundo, cruzar la galaxia de extremo a extremo le toma hacerlo unos 100 mil años.
Las distancias del universo son tan gigantescas, que nuestro cerebro no está estructurado para comprenderlas, ya que alcanzar la galaxia más próxima, llamada Andromeda, a la nuestra exige a la luz un viaje de 3.5 millones de años, algo que escapa a nuestro entendimiento.
Lo peor de todo es que eso es sólo el comienzo, ya que alcanzar las galaxias más lejanas representa para la luz una odisea de 13 mil millones de años. Y aunque esto nos parezca demasiado, sepa que tal vez aun estemos en el comienzo, ya que el universo es tan grande como la estrella más lejana que puedan captar los más poderosos telescopios, dejando una posibilidad igualmente monstruosa.