Editorial

Brumoso panorama

Brumoso panorama

La suspensión ayer de la presentación que haría el Ministerio de Educación en torno al inicio del año escolar sume aún más a la comunidad educativa en la incertidumbre sobre si habrá docencia o si las clases serían de manera presencial o a distancia.

No se entienden las razones por las cuales se pospuso el acto del Palacio Nacional para exponer los pormenores del próximo año lectivo, porque el argumento de que obedeció al deseo de organismos nacionales e internacionales de ser parte de la solución no parece convincente.

El ministro de Educación, Roberto Furcal, dijo que las autoridades anteriores “no dejaron absolutamente nada” preparado para el inicio de la jornada escolar, por lo que se presume que todo lo que se ha hecho al respecto ha sido en el breve tiempo desde que asumió el cargo el 16 de agosto.

La convocatoria de ayer en el Palacio Nacional se formuló para presentar algún plan o programa referido al cumplimiento del calendario docente en tiempo de pandemia, pero fue pospuesta para cuatro días después a pedido de “organismos nacionales e internacionales”.

Organizar un año escolar, más aun frente al contagio del coronavirus, es tarea complicada que requiere más de los cuatro días transcurridos del 16 al 20 de agosto, porque antes de esa fecha la gestión anterior del Ministerio de Educación “no dejó absolutamente nada” en el ámbito de la planificación.

Solo distribuir miles de computadoras entre estudiantes de escuelas públicas y el diseño por parte de empresas de telecomunicaciones de un sistema para interconectar a profesores y alumnos requeriría algo más de tiempo, como también el diseño y ejecución de un protocolo sanitario para el caso de docencia presencial.

Lo que se intenta garantizar es un periodo docente atípico, durante el cual resulta imprescindible proteger la salud de profesores, alumnos, personal técnico y empleados, además de garantizar educación con estándares de calidad, algo que no se lograría de hoy para mañana.

Ante tan brumoso cuadro de incertidumbre se requiere que autoridades educativas, maestros, padres, tutores aúnen esfuerzos para identificar una fórmula que evite la pérdida total del próximo año escolar, para lo cual se requiere de voluntad política, ingenio y sacrificio de todos los actores.

El Nacional

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