Bajar los precios de los artículos de primera necesidad no se consigue con magia ni buenas intenciones, sino con acciones eficaces y responsables. En tal sentido es muy auspiciosa la intervención del Ministerio de Agricultura para que los alimentos lleguen a los consumidores a precios justos y asequibles.
Gracias a los permisos de importación subastados y a las compras a los cosecheros los precios de productos como la cebolla y el ajo se han desplomado en el mercado. De 230 pesos a que se cotizaba la libra de ajo hoy se vende a 130 y 140 pesos. Para no perjudicar a los productores es muy significativa la decisión del Ministerio de Agricultura de adquirir 100 mil quintales de cebolla.
La misma acción tiene que tomarse con otros alimentos cuyos precios se han disparado. Hay que proteger al consumidor, pero sin perjudicar al productor. Y en cuanto a la transparencia la subasta es el mejor procedimiento.
El financiamiento a través del Banco Agrícola y las ventas populares a través del Instituto Nacional de Estabilización de Precios (Inespre) contribuyen a fomentar la producción como a abaratar cotizaciones que están muy por encima del alcance de los sectores más desposeídos.
Como no se puede abandonar al consumidor ni al productor, estimula que el ministro de Agricultura, Limber Cruz, y los titulares del Bagrícola e Inespre combinaran sus acciones para enfrentar los altos precios de los alimentos, lo que casi siempre obedece a la escasez o la especulación.

